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Gustavo Milsztein:Exposición Fotográfica


Andrea Cabel: la eternidad de una esquirla. -una obra sin telón-

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Andrea Cabel








Para Brenda Teruya, mi constelación favorita,
mi destino, mi sonrisa más profunda.









(la historia está sucediendo, el lugar somos nosotros. no hay un narrador que hile el desencuentro, solo un golpe al no encontrar nuestros brazos)

b. dice: si pudiera dejar en la pared que circunda tu cama,
un maullido roto
la huella de las plantas, de mis pies,
si pudiera una vez más, hundirme en tus zapatos y besarlos como lo haría con el agua, si no existiese la palabra perdón sino los siete corazones que cargas y la faz de la melancolía

a. dice: (piensa en BATman)
entonces los mandiles flotarían en el aire como lo hace la luna
y vería en tus ojos los reflejos de la perfección:
rasgados por el sol
gigantescos como el sol.   

b. dice: la luna es un paisaje de vainilla,deslumbra el tiempo de las cortezas y me prometes sin escudos, con el brazo izquierdo, anegada e interminable, un jardín de puertas, de escaleras como ciénagas. insistes. mi cuerpo murmura cielos y mares

(última necesidad de dos: una caja fuerte para guardar nuestra piel desnuda, para que no se pierdan nuestros números.  última canción de fuego)

ahora juntas los puntos de tu herida, no sabes coser,
gravemente tus piernas se levantan
veo tus huesos porque los puntos no existen, no sabes coser,
y ambas, desde tu médula hasta la mía
dejando huellas en casa, en mi único refugio,
palpamos la rutina de los días, cocinar: solamente tomates, cebolla rota en varias partes, un pollo luminoso mil veces muerto, o quizás pescadocogido de raíz; camas y ojeras por el rostro de las clases donde solo existe la palabra destino y se repite como detenida y triste, detenida, percibiendo el barro en su contorno, you are my favorite word of art  /  you are my favorite word of art

a. dice: tu boca descifra mis santos,
y las velas que pensaste que eran amarillas, eran solo de noche.
el alfabeto, tu casa que se come las señales, las luces



- silencio -



el sonido rompe las ventanas, y tu voz
climas desbordados, el hueco en un cuadro como en una balsa,
los remos pesan y el viento abrasa llegando a una palabra
al invisible manto de estampas.

b. dice: el paisaje de tus manos son el principio de toda superficie. y las caracolas de la orilla, de improviso hacen el nombre de un grito.

a. dice: las promesas son realidades: la envidia asentada en los párpados de los que se atan los pies para acariciar un rostro alargado por la pena,
por la inútil fragilidad de las ruinas heridas de hielo.
y los umbrales,
encantamientos llenos de fragilidad.

a. dice: no recubras el origen de la quietud,
eternamente esquirla, muda de ojos espléndidos ojos
vuelve como el caudal de tus manos
déjame tus lunares en la boca…

b. dice: vuelve, absorbe mi respiración, dime que sangro a disposición de tu boca, escúchame,

soy infeliz. apenas soporto la niebla, el carácter irritable de alguna luna llena.

atroz,
es atroz
un corazón aterrado que no quiere abandonar la tierra
que retiene la angustia y escapa en un taxi
en otro
que pinta un lazo rojo, dos
y una muñeca bajo las buganvillas.
el amor,
es atroz amarte.

a. dice: no tenemos brazos de lluvia,
sentimos el vacío en la noche cuando no estamos
y el amor no es un modo de callar la mentira de las olas cuando llegan,
mansas y llenas de centro.

(las despedidas son recuerdos mutuos: las cavidades que albergan el frío, lo fragmentario de la soledad, esto contundente que grita un espacio. a. y b. sujetos desentrañando un lugar)

diga lo que diga tu madre,
veríamos que la ropa son los disfraces
sentiríamos que el animal que ha muerto mil veces para ser comido,
somos las dos,
dispersas en territorios de ojos y tardes

b. dice: porque basta un minuto
porque basta que escapes y escape
porque siempre hay lados opuestos
porque tu pelo oscuro extravía al resto de gente
y yo que soy torpe,
me levanto desde que intento acostar mi cuerpo
y te recuerdo hecha de nudos diminutos
de pequeñas cavidades hundidas que acaricias contándoles historias,
adorando cualquiera sea su dolor y sed.
les hablas de las lindes del mar
de las criaturas que pueblan el fuego
luego tú y yo hablamos del infierno y no importan los botones,
los cierres

a.dice: no importa cuánta puerta cerrada o ventana abierta,
b.dice: no importa esa reja que me deja sin flores
tu sombra que se ríe y tu risa que
y tu risa
que
desaparece
y aparece
como la brisa,  en todas partes.



Andrea Cabel (Lima, 1982) Poeta. Ha publicado  Las falsas actitudes del agua (2006) y Latitud de fuego (2011).





José Coronel Urtecho: Entre el ‘Pues’ y el ‘Vos’

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José Coronel Urtecho



















Pequeña Oda a Tío Coyote


¡Salud a tío Coyote,
el animal Quijote!

Porque era inofensivo, lejos de la manada,
perro de soledad, fiel al secreto
inquieto
de su vida engañada
sufrió el palo, la burla y la patada.

Fue el más humilde peregrino
en los caminos de los cuentos de camino.

Como amaba las frutas sazonas,
las sandías, los melones, las anonas,
no conoció huerta con puerta,
infranqueable alacena
ni propiedad ajena,
y husmeando el buen olor de las cocinas
cayó en la trampa que le tendieron las vecinas
de todas  las aldeas mezquinas
y se quedó enredado en las concejas
urdidas por  las viejas
campesinas.

Y así  lo engendró la leyenda
como el Quijote de la merienda.

Pero su historia es dulce y meritoria.
Y el animal diente-quebrado,
culo-quemado,
se ahogó en una laguna
buceando el queso de la luna.

Y allí comienza su gloria
donde su pena termina.

También así murió
Li-Tai-Pó,
poeta de China.


Soneto a María Kautz en sus 80 Años


Nada ha cambiado de verdad en vos,
nunca dejás lo de hoy para otro día,
la que fuiste ayer sos todavía,
siempre sos la que sos y como sos.

Tu vida ha sido vida para dos,
para mí y para vos, María mía,
y viviendo los dos en compañía
los años pasan sin decir ni adiós.

Hemos pasado ya los ochenta años
– ¡tantos que casi perdemos la  cuenta! –
yo con ochentidós, vos con ochenta.

Años de engaños y de desengaños,
de penas y alegrías y secretos,
llenos de hijos y nietos y bisnietos.


Jose Coronel Urtecho (Granada, Nicaragua, 1906—Los Chiles, Costa Rica, 1994). Poeta, cronista y traductor. Integró la vanguardia nicaragüense y es uno de los renovadores de la poesía latinoamericana.
Cintio Vitier supo dar la nota clara al decir: “Un vanguardismo de raíz católica no es más sorprendente que un proyecto  conservador de  consecuencias revolucionarias: estas paradojas, su dialéctica interna, constituyen el argumento de la vida poética de José Coronel Urtecho.” El autor de ‘Paneles de infierno’ y ‘Conversación con Carlos’, este último dedicado a Carlos Fonseca Amador fundador del F.S.L.N.


Hilda Guerra: Poemas

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Hilda Guerra



























Niñito Cautivo (del libro Sabés cómo siento a Buenos Aires
                                               (Torres Agüero Editor)
Llegará un día
niñito cautivo hoy hombre
que sobreviviste al martirio de tu madre
que te espantarás al escuchar la voz
de la que llamaste madre.
Sentirás náuseas al ver la cuna de oro robada
y los ojos del que llamaste padre.

El amor con que te concibieron te iluminará
y la verdad será tu compañera.

Llegará un día niñito cautivo
en que los relojes del mundo marcarán la misma hora
los mercenarios se arrodillarán
los torturadores tendrán sed
los desintegradores de átomos detendrán su paso
y los jerarcas multinacionales sabrán del odio de un hijo.

Llegará ese día
del cielo lloverán glicinas
tendrás sueños perfumados con tu madre
el Quijote jugará a la mancha con vos
y los cuervos que te tienen cautivo
se comeran las alas
y cavarán su propia fosa.

Ese día llegará


Nortland   (del libro Sabés cómo siento a Buenos Aires (Torres Agüero Editor)

                         si los pueblos no tuvieran memoria qué sería de los pueblos,
                         fui a trabajar al Uruguay ese fatídico fin de semana.
 No aguantaba   más la tensión aquí. Ojalá nunca   hubiese traído este poema.

Nortland
un nombre más un barco más
un país más en el consenso
en la rama caída y arrastrada colonialista.

Un nombre más y uno menos
en la página siniestra de intereses imperialistas.

Lo vi imponente
          arrogante
en un puerto dividido del nuestro
para dependencia y pobreza
para diezmar una geografía inmejorable.

Dividido sí
en el pasado
por los británicos.

Nortland
puerto de los orientales
en un sábado con frío en los huesos
traía nuestros soldados prisioneros.

Una lágrima quedó detenida a trescientos
metros escasos
mientras un guardia impotente me dijo:
no puedo dejarla pasar y estoy con ustedes.

Nortland
un nombre más
1051 almas con un mar de injusticia y frustración
                                                              adentro
se acercó lenta
                           firmemente
a un país sin razón de ser separado del nuestro
penetrado a malsalva por el otro imperio corrupto
nombre cambiable de máscaras
américa del norte.

Nortland
un nombre más en  la historia de la ignominia
en un 12 de junio precedido de otros peores
y un dolor demasiado profundo para llorarlo.


Del libro Las Palabras (Torres Agüero Editor)



 cada vocablo encierra espíritus
proyecta años luz
todo lo puede
moviendo y cambiando
pasa por espacios ya revertidos
procesa causas
vivifica caracteres y alfabetos
efectos épocas países
funciones de la vida
cantares  dinámicos

es una presencia gótica inagotable

   Del libro Las Palabras (Torres Agüero Editor)

                       el amor de las palabras
                   no tiene urgencias
                   es un lento coloquio de milenios
                 
                   va detrás de soles infinitos
                   de cristales de cuarzo tamizando estrellas
                   las caligrafías son prismas
                   vuelan encima de llamas





del libro Mate de Tango (Corregidor)

                            a Evaristo Carriego

Cómo pudo colarse la luz en tu poesía,
en la frente alta de Mamboretá
en la miseria con costura.
Inmortalizaste los supremos fracasos
de las muchachitas que mostraban
la liga de costado.
Le diste un socio de picardía
a su paso desarticulado.

Cuántas vemos a diario
vestidas con la ilusión de un mañana.
Vos: le regalás un bombín
con un mago de sueños.

Siempre me pregunté
cómo era posible la luz en tu poesía
esa que enceguece a quienes no quieren verla.
Con sus cadencias de humo y arrabal
Su mística de gorriones, su canto lúgubre
y magnolias que perfuman quejas.

Cómo encontraste mariposas de luz
en las tinieblas de tu respiración.
Abriste compuertas para vecinos
que atraviesan una esperanza cortita
mientras un ángel en la alcantarilla
respira el polvo que disolviste
en esencias de eternidad
para el canto de los violines.

Hilda Guerra

Poeta de la Orquesta Nacionalde Música ArgentinaJuan de Dios Filiberto”(5 años hasta el 2000)con dirección de los mestros Osvaldo Piro, Marta Luna, Lito Valle, Oscar De Elía, Osvaldo Requena, etc. Invitada por las Orquestas de los maestros Pascual Mamone. Lucho Repetto, Jorge Dragone, etc. ensayista, cuentista y novelista, periodista, música. Intérprete de sus propios poemas en el país y extranjero. Recibió entre otros: Premio Casa de las Américas, Faja de honor de la Sade, Fundación Dupuytren, Mención especial de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Magisterio del Río de la Plata. Universidad de Belgrano. Se la ha calificado como indagadora de raíces y reencarnación femenina del Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal. Alguno de sus libros son: La Rosa Negra(Catálogos) novela que abarca el período 55-82. El título corresponde al operativo toma de radios por los comandos civiles del  55. Hay desaparecidos y generaciones perdidas. Durante toda la narración y como una forma de recuperar la identidad está presente el 2x4. Las Palabras poemas (Torres Agüero) es un homenaje permanente al Verbo. Su primer novela En la fuente de los bailarines, está dedicada a los bailarines del Teatro Colón, que murieron trágicamente el 10-X-71. Es autora de nueve libros para chicos. Coordinadora de talleres literarios, en universidades y centros culturales de todo el país, con el objeto de crear multiplicadores. Su libro 2x4 TANGO, contiene reportajes -entre otros- a Julián Plaza, Homero Expósito y Osvaldo Pugliese.
Los poemas de Mate de Tango (Corregidor) son la continuación del poemario Sabés cómo siento a Buenos Aires (Torres Agüero Editor)
Informes del Sur (Boedo)“El padre en las letras detango”. “Sin tiza ni pizarrón” –novela. 




Novedad Editorial: Carlos Osorio

Jorge Melo: Muestra antológica

Lucio Madariaga: Poemas

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Lucio Madariaga
























el manto

el peor sonido del mundo

bombazos de tierra
negra húmeda muerta
golpean madera y tierra bronce

contra esa omnipotencia
                    la última imagen
no puede la imagen del mundo

genealogía de la mar

una pelota blanca tejía enlace de aire y arena
verano de 1999 en la Costa Azul oriental
entre el hotel abandonado y el canal que venía del clú
era la primera vez que jugaba al fútbol con mi padre
hombre de aguas dulces nadador de mar con técnica de horizonte
ducho con el pie en el estribo nulo en la pelota
esa mañana de playa vacía él invitó jugar a pasarla
y me puse en plan de técnico y de bromista
se la tiraba fuerte y de cuando en cuando caía
sobre su pelo gris ondulado una lluvia de arena fina
de reflejos todavía andaba bien nunca lo dejé ciego
parecía no darse cuenta de la intención
el pequeño picado poco a poco se diluía hasta que
cansado del gaste mi padre retó a cruzar la ruta
se venía el desafío al billar disciplina en la que había sido mi maestro
en ese mismo lugar de paredes empachadas de adornos marítimos
donde parroquianos y peones de la estancia del fondo tomaban caña
el pulpero era un flaco bigotudo oriundo de Minas
ambos en cuero pedí una coca él extrañamente una cerveza
comenzó lo imborrable
anotábamos las carambolas en un tablero de fichitas circulares de madera
hasta que terminábamos las líneas y como en una máquina de escribir
las volvíamos al inicio
los parroquianos gritaban al son del espectáculo genealógico
Brujita Blanca rondaba el paño
felicidad para siempre
dos en juego, una sensación

baraiba es mi celo

 
veo al jacarandá en medio de la plaza raleada
por moscas hambrientas
en la arena las ratas festejan ausencia
y la estatua está presa
extraña meadas colores letras

pasó una chica envuelta en voces
huelen voces penetran
ahora no hay nadie
sólo la vergüenza

me siento atado a este banco de la plaza
frescura es el viento en su cauce fantasmal
el viento pediatra del río

la expresión es un chamán degenerado

jugar no es parte del problema

baraiba

después

tierra

en tu cara el aire puso la sangre
del aguará guazú

viste natural la muerte
de la cacería
y te fuiste a jugar

poco te importó la sangre

una mirada estratégica

 YAGUARETÉ

si no he logrado el tiempo justo
qué voy a hacer
para conocer al yaguareté
qué será de lo que venga por verse
si no pudimos
si no verán mi infancia
los que vengan
a ver qué
digamos
a ver
otra cosa

pasto mojado

quién interpreta los músculos
cuál de esos engendros mueve los hilos
preguntabas mientras tus manos se enroscaban
como si esperaras el tren

quise verte a través de la tela
no parecías de este barrio
había algo demasiado brillante
el algodón olía a quema
se dilataban mis pupilas

qué esa intensidad qué
es viento fuerte que gana un rincón

dame la mano te dije vamos al borde
detrás un hueco
              adelante un abismo
los pies raspaban la tierra

era de mañana en Baraiba

jugamos a vaciar el tanque australiano
nos suspendimos en el pasto mojado


cerramos los ojos

una gota

cuidate talento de tanto ingenio
de todas las cosas graciosas
en el límite de lo ínfimo
le dijo dios a san pedro
a punto estaba de explotar
el sol

estalla la patria comprendida

san pedro el coimero vaga desierto
intenta encontrar un consumidor
entre las partículas suspendidas
en el vacío
desespera porque no hay fila
¿vacío?
para saciar su impunidad


la sed ahora se aloja en los ositos de agua
sin agua
irrompibles no tienen fe en el lenguaje
los días continuarán sin conceptos
¿los días?

dios ha muerto
el cosmos metió la cola

EL HORIZONTE ES FICCIÓN

en la meseta donde se acurrucan
los meridianos 74 y 25
hay un oso polar que me espera
en la cueva de hielo negro

no lo conozco no sé por qué llama
es intenso el goce su soledad
residente en la tierra lejana
atrapa especies con los ojos

quiero creer en el gesto suave
la sabiduría de frío y ausencia

qué es la desconfianza
sino el temor a ejercitar la trama
eso que intenta frenar el alud
no se pueden borrar las huellas
algo se congela en el rastro

es diáfano el dispositivo
cuando resbala la ficción

el oso es una bestia
que araña las llamas y juega
con el fuego entre las uñas

espiral f.

“la dominación de las mujeres no ha sido, ni es solamente producto de la subordinación a los hombres colonizadores, sino también a los hombres colonizados”
Claudia Korol

un soplo es una vertiente abierta al mundo
una bailarina decapitada
que exhala con la fuerza de las venas mientras
construye escenas
para el gozo del morbo

la cabeza seca con los pelos sedosos
rebota contra las vías abandonadas
y conjura fantasmas
que beben al vuelo
hazañas de la desgracia

la fiesta sigue y la gente escupe sangre,
sin ojos sin carajo,
nadie persigue, los muertos bailan
y la noche se persigna ante la realidad de la danza

k397

¿en qué pensás cuando te desordenás por dentro?,
preguntó por WhatsApp después de un te quiero
tuve que salir al balcón para ensayar la respuesta
respirar, regar los jazmines, oler las flores y la tierra húmeda,
sentir la vibración de los colectivos en la baranda. Era como
un subwoofer disonante, no lograba amalgamarse
con la Fantasía para piano K397 de Mozart
que huía
desde el interior del departamento
  
caminar en círculos, observar, carpir la tierra
de tres macetones fue el siguiente paso:
una siembra se acercaba en la primavera precoz
buscaba las palabras
  
ella es sinuosa y transparente
nunca habíamos experimentado una primavera juntos
en los años que llevábamos de conocernos siempre algo se rompía
cuando todo comenzaba a ser más exuberante a nuestro alrededor
nos nublábamos, dos fuerzas internas desparejas
que no podían encontrarse
hasta ese momento, una y otra vez, la estación de las flores nos conducía
en una procesión hacia un choque calmo, desequilibrante

y el silencio

esta vez algo pulsaba diferente
se sentía un despliegue
un encuentro
una tentativa de romper la repetición

jugué un rato con mi gata, nos corrimos como solemos hacer
y me sentí preparado para responder:

en mí cuando estoy en paz en un lugar hermoso, eso me calma, escribí

al fin de cuentas es todo lo que había sucedido desde que lanzó la pregunta
pero en esta primavera yo no estaba desordenado,

pensaba en abrazarla

y viajar

 
fuera de empatía

voy a cruzar el puente apenas zurcido
hay una bandera a cuadros a la espera
de alguienes con sed
dudo de la aventura

en la meta reparten botellas vacías
y bajo del puente
el barro es una fiesta de gusanos

son carnadas a salvo que comparten abandono
buscaban esa paz
               esa húmeda comodidad
cuando saltaron clavado perfecto
e hicieron suyas las palabras
más repetidas

antes de cruzar el puente hay un bosque dunícula
allí un pájaro de sal me dijo:

la huella de arena es una trampa del tiempo

ahora que estoy llegando a las botellas
recuerdo pájaro

elijo volver a conquistarme en las dunas
entre espinas
y los bichos más despiadados
de mi corazón

aguja sobre el pajar

somos especie del tiempo
una migración
de futuro



Lucio Madariaga. Nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 15 de agosto de 1985. Estudió la carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires, que dejó inconclusa. Recibido de la carrera de Periodismo General en TEA (Taller Escuela Agencia). Trabaja en el Fondo Nacional de las Artes. Escribe colaboraciones para publicaciones nacionales y del exterior, y ha trabajado en radio y televisión. En 2014 fue uno de los ganadores del Concurso Binacional ArBol (Argentina-Bolivia) organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación de Argentina y por el Gobierno Autónomo Municipal de Cochabamba del Estado Plurinacional de Bolivia. En el mismo año seleccionó y prologó el libro “El hueco de un relámpago” de la poeta Élida Manselli, editado por El Suri Porfiado. En 2015 compiló y prologó el libro de ensayos, crónicas periodísticas y ponencias “No soy ni la sombra de un crítico” del poeta Francisco Madariaga, que pubicará Ediciones Espacio Hudson. En 2015 publicará su primer libro de poemas titulado “Materia Oscura” en la editorial La Pulga Renga de Rosario. Se encuentra trabajando en “BARAIBA”, su segundo libros de poemas.





































Humberto Díaz Casanueva: Los veredictos

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Humberto Díaz Casanueva






































                                                          Pero en sombría caverna
                                                      sangra tranquila una humanidad muda
                                                      y construye con duros metales
                                                      la cabeza redentora”
                                                                           Trakl


a veces no obstante digo
en mi mano relampaguea un pan

habiendo observado el triste
milagro

metidas en el agua fangosa
tumbas de transfigurados seres
brotan
qué brotan?

grotescas llamas enlutadas

se oyen crujidos del más sagrado
silencio

hay avideces en mujeres
extáticas
hay augurios de una apariencia
de hombre
hombre diario seguido por su
espectro

en mí resuena un piano
de cuatro pezuñas derramadas
es horrible mi estado remoto

mi corazón está triste
triste

he rescatado un tembloroso
insecto
metido en una gota de miel
he meditado en ello

yo no digo sino  lo incierto
de lo que en mí se manifiesta
yo rumio un rayo que me mantiene
vivo

pero escuchen
mis oídos están llenos de campanas
vesperales

siento la fruición de formas
terrenas
que expande mi desvarío
vibran facciones un poco
 embotadas

viene la rigidez de la cera

el hombre diluye en hipos
murmullos
roces

alguien ha muerto
muerto

la mano crispada sobre un
 puñal de alabastro
una niña
castañetea los dientes

TAL VEZ UN MUERTO SEA UN
HOMBRE DESMESURADO
UN FAKIR

pero los tiempos son otros
hay manadas de muertos
pastando en el
vientre
los abismales andan por la calle

me acusan de referirlo todo
a  la purificación de la tiniebla

me acusan de ser presuntuoso
extrañado por lo inmanente

cierto
hay una distinción profética
en lo que percibo diariamente
no sabemos enlazar todas las
señales

yo digo
pero tal vez no digo digo
la presencia me ha desamparado
yo clavo mi vuelo
en un espejo d e s c a r n a d o   y
sepulto

me causa una angustia tan grande
mi obstinación en vivir
mirando de reojo
lo chamuscado

yergo la cabeza ungida

estoy expuesto
en lo mágico absoluto

la nada es una magnitud dentro de
lo existente
la no-nada ha mordido a veces mi
nada



(Fragmento- de Los Veredictos, 1981).

Humberto Díaz Casanueva (Santiago, Chile, 1906-1992).

Washington Benavídes: Poemas del Siglo XXI

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Washington Benavídes


















 SEÑORA MUERTE…

                                                        “y lo que quiero saber es
                                                          Cuánto le gusta su muchacho de los
                                                          Ojos azules
                                                          Señora Muerte”
                                                                                     (e.e.cummings)


Si alemán serías El Muerte. Pero
Como te escribo en castellano,
Sos la señora Muerte.
La Ñata del lunfardo y algún
Tango, “La que te dije” –elusión
 a nombrarte- del lenguaje urbano.
En realidad, estamos frente a frente
Desde el nacimiento (y aún antes).
Y esto lo reveló el estoico y lo hizo poema Francisco de Quevedo.
Te han relacionado con el sueño.
Cosa que no comparto.
Aunque a veces nos llega de pesadilla
El sueño es la única visión que tendremos
Del Paraíso que no existe.
Por lo tanto, Señora, me importa poco
Que Usted desmonte a Búfalo Hill.
 A Napoleón o Benito
o cualquier maestro de la usura,
Rostchild o Banco Ambrosiano,
O pequeño usurero de provincia
Con las manos mugrosas de robarle
A los pobres y necesitados.
Otras desapariciones le objetarían
Poetas como Esenin o Maicovski
Que buscaron sus fríos pechos
“para morir abrasaos” no solamente
Artistas, gente común, laburantes
Que se mataron con sus copas de grapa antes
 De la oficina para poder teclear inmundos
 Formularios o parejas juveniles
Que, abrazados, se dejaron caer desde un bote a las aguas
donde los esperaba Perséfone.
Porque sus ciegos padres no midieron
La pasión de sus hijos.
Ni que decir de los niños que recolectas
Por todo el mundo. Esos
No besarán tus huesos desmedidos.
Y esto te lo digo en la cara sin desenfundar
 El revólver con cachas de nácar
Que heredé  de Billy The  Kid,
Ni la vieja pistola lafouchette de dos cañones
 De mi amigo Josecito Jiménez,
El carrero.


CUERPO HERMOSO…


                                   1

Es casi un ángel de Fra Filipo Lippi.
Aunque algunos le encuentran
Facciones de la abuela (por cierto,
 Muy hermosa, agregan, como
Cuidándose de la réplica jocosa).

El sexo oculto en un liviano pliegue
Está diciendo que se llamará:
                        ¿Estefanía, Margaretta,
                                   Helena?
Cuando le bañan (ella gustosa accede)
Es como una llama
Como una lámpara de siete brazos
Como una madreperla , una madrépora
                        O una niña hermosa.
                                  
                                 2

Si se lastima las rodillas
Al saltar del columpio
El mundo todo queda en suspenso.
Como en Santiago cuando está “temblando”.

En cumpleaños propio o ajeno
Parece advenediza
Como si un hada despertara
En una galería de carbón profunda.

Si mira un niño, ese niño
Ya sabe que será un Figari si pinta
Un Vaz Ferreira entre la Lógica y la Música
Un Santos Dumont en aeroplano
Un Julio Herrera que anda
 Suelto por Los Parques Abandonados
Soñando la Desolación Absurda,
 O un almacenero de ultramarinos
Con chalet liberty para el verano.

El niño que no es mirado (como yo)
Tendrá que irse a París
A competir en el Parque de Los
Príncipes en bicicleta o escribir un poema
Que le de vuelta al mundo como a una media
Y que se llame los Cantos de Maldoror.

                                   3

La adolescente que soñarían todos los publicitarios
Dalianegragivenchiversacelacabana
Pasea por el Prado y el rosedal desea que la niña
 Lo atienda y furiosamente estalla en rosas
                                    Amarillas
                                   Rosas-té
                                   Sangrientas
                                   Desesperanzadas
Al fin sólo aspiran a que la adolescente
Entre sus dedos prerrafaelistas
Transforme en juego cruel contarlas
Mientras las deshoja
                        En un “quiero,
                                   No quiero,
                                   Pero quiero,
                                   Y no te quiero…”

                                   4

Un muchacho atildado
La mira sin contemplaciones
De oferente,
La mira como un macho mira
A la hembra
Como un ciervo de altiva arboladura
Clava sus ojos en la cierva virgen
Y se prepara para la contienda.

Ella (que lo ha mirado disimuladamente)
Ahora se extasía en una telaraña
Que aspira –nada menos- que atrapar
                        Al sol.

                                   5

Cortinados amarillos que abrumaran
                        A Lucrecio
Pero no son amarillos ni cortinados.
Son un velo de novia, son un velamen
                        De esponsales.
Son otra tela de araña que no tejieron
                                   Los arácnidos
Pero que probablemente operen
                        De igual manera.

No es el novio el fino adolescente.
Es un señor de propiedad burguesa
Una cadena de oro cruza su vientre
Y en su chaleco de pana blanca
Oculta el Tiempo.
Bigotes a lo Humberto Primo
Levita de embajador francés y el cuello
De palomita y de charoles donde el cielo
Se refleja en  sus botines.
El cabello detenido en dos crenchas.
En el rostro sin sorpresas, una sonrisa
De satisfacción, y a la par un aire
 Grave
De pausados giros…

                                   5
No fue el ciervo y la cierva
En la majestuosidad del bosque de abedules.
Fue casi un estupro, con gruñidos y grititos,
Un revuelo de vestiduras de dormir
Y blancos muslos asediados.

                                   6

Junto a la madre que teje imperturbablemente
La joven mujer grávida
Mira por la ventana el Prado del otoño
Una niebla que es como un mitin de fantasmas
Va borrándolo todo…
También el pensamiento de la joven grávida
Que estaba lejos, muy lejos,
Tal vez en Buenos Aires, a la que ahora llaman
                        “La Reina del Plata”.
Imperceptiblemente, cava y cava una arruga
Advenediza, en su frente de Dama
De Dante Gabriel Rossetti.
Un señor, que le es ajeno, aunque sea su marido
Acaba de regresar de su bufete.
Su sombra, a contraluz, se vuelve enorme,
Un leve clic advierte que la puerta
Cancel con sus cristales de Murano,
Dejó fuera el otoño.


DEVOLUCIONES  IMPOSTERGABLES

El “manto de Gotemburgo”, una maravilla textil
Creada por los indios paracas del Perú,
Vuelve a su origen. El gobierno de Suecia
Cumple con un requisito fundamental:
La vuelta de maravillas del arte, la arquitectura de pueblos arrasados
Por los conquistadores. Desde las creaciones admirables egipcias o más antiguas
Que “adornan” ciudades de los invasores, como si fueran propias.
Como ostentaban (y ostentan) escudos patrios con
Las banderas de los vencidos, como triunfos
 Romanos. Ni que decir de la rapiña nazi
Con Goering a la cabeza, de los logros artísticos de los países invadidos.
¿Cuántas joyas, pinturas, artesanías mágicas,
Debieran restituirse a su origen?
Hoy, en una hermosa revista peruana “Chasqui” nº 23, octubre de 2014,del Ministerio de RREE .Una arqueóloga, Carmen Thays, historia la joya de la textilería paraca.
Y bien, ello nos movió, a la reflexión anterior.
Cómo una ráfaga, como un turbión
De pesadilla: circularon por nuestros ojos
Los robos manifiestos de los detentadores
Del poder, sobre las obras únicas
De los vencidos.
¿Cuántos museos del mundo se alimentan
Con estos saqueos?
Cuántos turistas de Grecia vuelven con pedazos
 De mármol de esculturas o templos
Que les venden al mejor postor?
Y ya no gobiernos depredadores, sino
Sencillos hombres y mujeres
Que retornan con su pedacito del Acrópolis?
(Sé que miras la vasija, el plato, la ñañaca
O manto chico o las bandas cefálicas del
Rey difunto, que amañaste, el pectoral de oro,
La esmeralda del cuello de la princesa,”La Barca de Oro”, corazón del Museo de Bogotá, que se escapó por unos dólares…)…)
En el Brooklyn Museum yace el “Manto Calendario” saqueado en 1902 del cementerio de Arena Blanca, en la península de Paracas,
Por Domingo Cánepa y su pandilla,
De los núcleos funerarios descubiertos.
¿Volverán las oscuras golondrinas
De tu balcón sus nidos a colgar?
Me viene un gesto escéptico. Perdona.


 INVENTARIO-PESADILLA
                        ECOCATASTROPHE.

Dejemos los “40 días y 40 noches”
De Las Sagradas.
Un emperador chino ordenó la quema
De la gran biblioteca, porque la Historia
Debía comenzar en él y con él.
Tu Fu, en un poema, hablando al emperador
De turno,
Le señaló que, junto a la Gran Muralla,
Coexistía una gran muralla de osamentas,
De los esclavos y extranjeros que costó
Una de las Maravillas del Mundo.
¿Sabes cuantos obreros y familias de obreros
Abatió entre la malaria y la miseria
La construcción del Canal de Panamá
(Y ahora sobrevendría el de Nicaragua).
¿Cuántos la Gran Esfinge, cuántos
Las Pirámides y los Colosos de Menmon?
¿Sabes que con Chico Carlos fueron muchos
 Los mártires defendiendo la Amazonía
De la avidez de los Latifundistas y Empresarios? Defendiendo nuestros pulmones?
Olvidaste las catástrofes nucleares:
En 1979 en Three Mile Island (Pensilvania,
EEUU) O en Chernobil (Soviética) 1986,
O en Fukushima (Japón) en 2011?
¿Sabes que las pruebas atómicas marítimas modificaron
la Corriente del Niño y otras mas, desviando
La que aportaba la anchoeta al Perú, para  gaviotas y petreles y su guano, y la pesca, alimento  imprescindible?
Sabes que el clima mediterráneo de Montevideo se fue al carajo,
Y vivimos alterados por las “alertas naranjas o amarillas” que significan tornados, granizo,
Lluvias que desbordan río y arroyos,
Obligando a miles a refugiarse, viendo sus precarias
Viviendas destruidas. ¿Sabes cómo la
Administración se desvive por extraerlos del lodo y de los excrementos?
¿Te has enterado del volumen polucionado de río y arroyos,
Por las vertientes químicas de empresas y fábricas, transformando en canales de la muerte
Todo lo acuífero?
            Si todavía te queda voz, hazla  oír,
                        Que aún vive la protesta.


SEIS VARIACIONES PARA UN ARMONIO 
            DE CRISTAL (ELECTRÓNICO)
                        Por xoan zorro.

                                                           “La muerte no es el final
                                                           Es sólo zona de parking.”
                                                                       Jack Spicer.

                                   1

La máquina alterada.
La gran nuez de la cima
Parece no soportar una avalancha
Ni una modesta ardilla.
El cordaje del cuello desafina
Como un arpa
Tocada por secretas carcomas
Y en su ropero
El viejo corazón como dijera
Jean Cocteau:
                                   “Hoy, no se lleva”.
Y para abajo mejor es no meneallo.
Sin embargo, mi amigo –viejo amigo-:
            La muerte no es el final
            Es sólo zona de parking.

                                   2

Corriendo por el césped
Maravillosas piernas de muchacha
Acompasadas por las fuertes piernas
Del mozo que la cuida
Como a la niña de sus ojos
Que eso es para él

Esa muchacha de piernas admirables
Corriendo por el césped
Ascendiendo entre tilos
Va la pareja por el Parque de Los Aliados
Corriendo tras el arco
De la Alianza
Ella con piernas dignas de Artemisa
Él, con algún calambre,
Sin perderle pisada. Desesperadamente,
            Tras la niña de sus ojos.

                                   3

El hombre arrolló la bandera
Que en ese instante comenzaba a ser
Candidata a los trastos polvorientos
                        Del altillo.
Iba a encender un cigarrillo. Lo pensó
Mejor, y sus dedos volvieron
A depositarlo en la cajilla.
En ese acto (casi reflejo) saltó
De su bolsillo aquella vieja desteñida foto
            (quien la viera, de paso, arriesgaría
                        A decir: es una foto
            De un niño o de una niña).
El hombre la miró. Respiró hondo
                        Y volvió a desplegar
                                   La bandera.

                                                           A Juan Gelman.

                                   4

No era un templo era una sala
                        De cinematógrafo
Por lo tanto era un templo además
            De una sala de cinematógrafo
Y en esa sala/templo, el muchacho veía
                        Por undécima vez
                        “La General” de Búster Keaton.
Sabía perfectamente cuándo saltaba
            Como una liebre la imagen
            De los viejos rollos
Esperaba con unción el instante
            De la deshonra del maquinista
                        Ante su novia
Seguro que iba a reconquistarla y liberarla
            Del laberinto de rieles
            Y ejércitos enfrentados
Del Norte contra el Sur.
Además, sonreía, con la seguridad secreta
                        Que desde la próxima
                        Exhibición él sería el maquinista
            Él sería Búster Keaton
            Y alcanzaría los créditos
            Que la vida se empeñaba en negarle.

                                               5
El pobre Mozart
Alcanzó su gramo de felicidad
Ya acosado por la muerte cuando escuchó
            Al mozo de la carnicería
            Cantar un aria de Papageno.
Con esta anécdota se alentó el desconocido
                        Autor de canciones.
¿Quién dice?. A lo mejor…

                                    6
                                               “El mirlo canta y la bebé ríe,
                                               A medio camino en el siglo del
                                                           Horror.”
                                                           Kenneth Rexroth.

Dulce Camila
Fuerte Natalie:
Maravillosas hijas de mi hijo
Nietas de la alegría
Poseedoras de un coraje casi borrado
De los escritos de este mundo.
Al borde del Milenio, Camila:
Cédeme un poco de tu ternura honda
Que me sabrá a un trago de agua
            En el corazón del verano.
Préstame tu energía, dorada Natalie,
Dibújame constante, como de niña
Fundabas árboles, casas, padres gatos
Bigotudos.
Ustedes caminarán
Por tiempos que han alarmado
            La imaginación o la conciencia
Y sé que vuestros pasos llevarán
            Nuevas luces, dínamo                  
Ustedes caminarán
Por tiempos que han alarmado
            La imaginación o la conciencia
                        De los hombres
Y sé que vuestros pasos llevarán
            Nuevas luces, dínamos
                        De pureza
Para mañanas que no serán ojos
De ciego/ muletas
Abandonadas entre las ruinas de la guerra.
Ustedes llevaran como un nuevo testamento
                        El deseo de todos nosotros
            (los conocidos, los desconocidos)
                         
UNPOCO MÁS SÓLIDO QUE EL AIRE


Casi desparramado,
Bajo el quincho solidario
Pasan “músicos” que hace tanto
No venían a estos árboles,
Los músicos son unos pajaritos
De mediano tamaño, el dorso de color marrón oscuro,
Casi acanelado el pecho.
Siempre en bando. Rápidos y fugaces
Sobre la avena estéril, sobre los pastos
Recién cortados por un operario.
Cantan. Una música que huele a pasto,
A reflejo de las nubes en la acequia,
A urgencias de apareo.
A dulce clima.
Ya se fueron. Volaron hacia otros campos.
Las desafinadas langostas verdes tratan
De mejorar sus arreglos
(No sea que Nicolo –el gran violinista
Iracundo- les quiebre sus arcos).
Sigo despatarrado. Increíblemente, una
Perdiz chica pasa junto a mi, sin empacho
Ni miedo. En otros tiempos…
Al fin veo a una viudita blanca.
(Desolado ante los desmanes de los
Fundamentalismos, fustigan mi visión:
Garrote vil, torres con horcas,
hachas fulmíneas, lapidaciones, Rocas Tarpeyas,
“la solución final” con cámaras de gas,
Piras humanas de la Santa Fe, cruces romanas,
Venenos socráticos, elixires borgianos,
Inyecciones letales, sillas eléctricas,
Fusilamientos, la “refalosa” de federales
Y unitarios, los despenadores oficiales
De los ejércitos, la espada isabelina,
El puñal tribunicio, el sicario de trece
Apuntando y acertando. Los degolladores
De Barranca Yaco, la cabeza del Chacho
Peñaloza, los niños del último ejército
Guaraní ante el sádico Conde D´eu;
Los N N de cualquier territorio…)
Salto, como mordido por crucera.
El tiempo está cambiante y de la Cuchilla
De Haedo  baja en carretón siniestro una tormenta.
También asoma en la dulzura de este
Mundo, una Tercera Guerra nada fría.
¿A los señores de la guerra no enfrentarán
Los hijos de la patria grande?


Washington Benavides (Tacuarembó, Uruguay, 1930) Poeta, traductor y músico. Maestro quien hace décadas me supo indicar, en una noche cargada de humedad rioplatense, en la “valiant” Montevideo qué leer.

Entre sus últimos títulos se hallan: "El mirlo y la misa" (2000);"Los pies clavados" (2000); Un viejo trovador" (antología) 2004;"Dracmas" (2005);"Diario del Iporá (2006);"Sonetos del Batoví dorado al gabinete del Dr Caligari" (2008);"El frasco azul" (2011); "Tata Vizcacha" (reedición.2012);"Como un comanche" -seis libros inéditos- ( Ed. homenaje del Ministerio de RREE del Uruguay, 2012).

LIBROS de heterónimos:"Amarili y otros poemas" Pedro Agudo(2007); Doce canciones amorosas (bilingüe) Juglar Xoan Zorro (2010);" Asuntos del falsificador" John Filiberto (2012).

Entre  los autores que ha traducido se cuentan: Guimarães Rosa, Oswald de Andrade, Carlos Drummond de Andrade y Affonso Romano de Sant’Anna.

Sus poemas y canciones han sido musicalizados y grabadas por: Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Eduardo Darnauchans, Héctor Numa Moraes, Carlos Benavídes, Los Olimareños y Los Zucará.









                                                          






Juan Calzadilla: 2 Poemas

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Juan Calzadilla




















Lector de poesía

¿Qué clase de individuo es este que en mucho tiempo
no ha leído un poema y que a lo mejor ni siquiera
a lo largo de toda su vida
ha leído un poema?
Y que no cree que leer un poema tenga importancia
ni mucho menos resulte decisivo
para influir en el curso de los acontecimientos
de una vida que también hubiera continuado vacía
así hubiese leído todos los poemas.


El uso de la equivocación
es una manera de santificarla

Quien se ha equivocado mucho en su vida no parte de
que, porque se ha equivocado mucho, de ahora en adelante
se equivocará menos, conforme al dicho de que la
experiencia enseña. Más bien parte del principio según
el cual, gracias a haberse equivocado mucho, ha adquirido
licencia para seguirse equivocando.
(La argucia de pretender que porque se actúa en yerra,
ha hecho de la equivocación una regla general cuya
excepción es acertar una que otra vez.)





E.M., Juan Calzadilla
Juan Calzadilla (Altagracia de Orituco, 1931) Poeta, traductor, artista plástico y crítico de arte venezolano. Estudió en la Universidad Central de Venezuela y en el Instituto Pedagógico Nacional. Cofundador del movimiento El techo de la ballena (1961) y de la revista Imagen (l984). Obras publicadas: Dictado por la jauría (1962), Malos modales (1968), Oh smog (1978), Antología paralela (1988), Minimales (1993), Principios de Urbanidad (1997), Corpolario (1998), Diario sin sujeto (1999), Aforemas (2004). Obtuvo en 1997 el Premio Nacional de Artes Plásticas.
Su obra poética, la cual puede ser seguida a través del volumen Antología paralela (1988), tiene una importancia decisiva en la poesía venezolana fue él quien desde sus poemas de finales de la década de 1950, y en especial los publicados a partir de la de 1960, desde Dictado por la Jauría (1962), mostró el rostro terrible de la ciudad. 

Lucas Margarit: …o los pájaros

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Lucas Margarit

















el primer vuelo de los pájaros
comenzó el día quinto
mientras buscaban un lugar para
construir sus nidos
y guardar el primer alimento del mundo

reconocieron una imagen sobre el blanco
espejo del agua
y tomaron el barro y las ramas
para saber que nada cubriría la futura
esfera del cielo

fue en el quinto día
cuando los pájarosd
se refugiaron entre los árboles
o en el sexto cuando vieron
otros pájaros acercarse temerosos
a la orilla de un río

¿qué escucharon los pájaros en el quinto día?
la palabra que extendió sus alas sobre el
ruido del mar
y la misma palabra que
moldeó las escamas de los peces
y la piel fría de los reptiles

al sexto día volaron hacia el otro lado
del mar
y escucharon sus propias voces
como un murmullo que tomaba la forma de las águilas
y regresaron a sus árboles aún sin grietas

respirando otra vez el aire débil de la tierra

las semillas del árbol
cubiertas de pulpa
que se diluye en la tierra del bosque
donde los nidos una vez más se cierran luego de un
vuelo de reconocimiento

así eran los pájaros
el primer día
que era el quinto del cielo
y el tercero del mar

miraron  al mundo
y volaron
extendieron las alas por segunda vez
detrás de los aromos

otro bosque no encontraron
ese día
sí el río de agua dulce
vaciado y vuelto a llenar
con el hielo de la montaña

llovió por primera vez

y otra vez
anocheció
y los pájaros
comenzaron a reconocer las
estrellas
para guiar su vuelo

otra vez anocheció

y vieron cómo la palabra
del barro
hizo un cuerpo
y cómo de ese cuerpo
la palabra hizo otro cuerpo

así fueron los primeros pájaros
así fueron las primeras pisadas
y sus nombres fueron las primeras
palabras de un hombre

(Fragmento de El Libro de los Elementos)

Lucas Margarit  (Buenos Aires, 1966) Poeta, ensayista, investigador y docente. Ha publicado los libros de poesía: Círculos y Piedras (1992);  Lazlo y Alvis (2001)  y El Libro de los Elementos (2007). En ensayo dio a conocer su trabajo sobre Samuel Beckett: Las Huellas en el Vacío (2003) Leer a Shakespeare (2013).

Manuel Fernández, 5 poemas*

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Manuel Fernández





















Los cantos iluminados de Breña

Sólo así hemos conseguido olvidarnos de las noticias.
Sólo así hemos conseguido que el pescado no se encoja y que la gallina ponga azarosa
los huevos más calientes de esta temporada.
Luego hemos hablado
/ cantado
sentados bajo el cielo más abierto de la mañana
cosas que no nos han enseñado pero que igual hemos aprendido
/ sentido
y entonces nos decimos entre risas:
córrete un poco y deja que el sol entre por la ventana
y proyecte /
LA ILUMINACIÓN DE LOS PARQUES
LA ILUMINACIÓN DE LOS PATIOS
imágenes del calor intensificando el hartazgo
viajando de los sentidos al cerebro por nervios de minúsculos cilindros
haciendo del crecimiento de las manzanas ramales enteros de información precisa
/ detallada
de cómo se encuentra el clima el ánimo esta mañana
llevando a cabo un censo de las demás / de toda la semana
y reflejando el tedio como una realidad mensurable
palpable                      audible
oxidando
LA OSATURA DEL METAL
reflejada en el borde de nuestras camas
a diestra y siniestra
o en todas partes
con la violencia del deseo que llega y te patea fuerte en las costillas
última imagen del discernimiento abriéndose entre nosotros
floreciendo /
deshojándonos en silencio
para no salir corriendo
para no salir gritando
desde el corredor hasta el patio
sino todo lo contrario
PERMANECIENDO TENDIDOS
tranquilos
y decir esta tarde a solas
cosas de las que no arrepentirse
hoy he sentido la llegada de marzo en la mañana encogido en el calor de la mañana
hoy he sentido los rayos del sol como orines en la cara
y esa tibieza me llama y es mi hermana
o construye una imagen más sincera
/ como
un cuadro de ti mismo
ILUMINADO
bajo el calor intenso de los cielos abiertos en los patios del verano
¿un cuadro de ti mismo iluminado bajo el calor intenso de los cielos abiertos en los patios
del verano?
o eso eras
o parecías
ILUMINADO Y TAN CERCANO
la información viajando de la raíz al cerebro
produciendo conexiones efímeras
mutando iluminadas bajo el cuerpo calloso de nuestras propias palabras
suavemente acariciadas por la brisa del invierno que ya se siente o se deja sentir
imprecisa...
y salir corriendo
como alma que lleva el diablo y que se desvía gritando por los corredores de la locura
para caer en el pasto
COMO ESA IMAGEN DEL ÁRBOL ATACADO POR LOS PÁJAROS
o como la última imagen del discernimiento abriéndose entre nosotros
Y FLORECIENDO INCENDIADA
apedreada desde los balcones de la ira
y salir corriendo
porque nunca quisimos vernos
como se ve el cordero en la mesa del sacrificio
más gordo y más hermoso
alimentado al calor de la semilla
cebado en la desesperación de los días que se suceden
en la gracia íntima del MONDONGO Y LA AZUCENA
y la intensidad de los patios
las noticias que van llegando
palpando cómo todo se va sucediendo en ritmos que no comprendemos
o no alcanzamos
pero igual nos esforzamos sin resultados
llegando a certezas que no hubiéramos deseado
¿cómo otros deciden lo que nosotros no sabemos o no podemos o ya perdimos?
/ pero salir gritando
CON LA FUERZA DE LOS TALONES que se anidan a las puertas
con la fuerza de las manos que se anudan a las rejas
y nos abren con sonrisas
y nos cierran entre risas
cuando nos vamos
y ya es de NOCHE.

Sobre los paisajes de la locura

a Josemari Recalde

a Samantha Berger

ESTA NOCHE ESCRIBES ESTA CARTA
y buscas desesperado entre las toallas
algo que te repites
y recuerdas /

esa voz era más sabia
sabía
se domesticaba y andaba
y escribía cosas que ya no comprendo
o no alcanzo
[como en ese cuadro donde hay una jirafa ardiendo]
pero antes andaba
se levantaba en la mañana y tomaba los bussins
a la entrada del verano
en PLAZA BOLOGNESI / Arica / y Jorge Chávez
alineado en fila esperando las indicaciones del policía
mas luego diría
o simplemente repetiría /

algunas cosas nos miran lejanas
[pero libremente cito]
hasta terminar cubierto de humo
mechones del morado hirviendo en el nacimiento del verano
… a las puertas del verano
medulas que han gloriosamente ardido...
o Portales de Santiago / también
         [Plaza Grande de Varsovia]
con los animales a la entrada
esperando las indicaciones
el cambio de guardia
pero definiendo claramente
qué es un punto de luz
una entrada
en el cono celeste
instalándose
SUAVEMENTE
en medio de Pastaza / Restauración / —y Castrovirreyna—

lugares que en el sueño nunca hemos conocido
pero suavemente atrapados en el sueño
recordando lo que alguien de ti dijo al oído más tibio de tu madre
COMO DESPERTANDO UNA NOCHE EN UN CARRO
EN MEDIO DE TUS HERMANOS
sin palabras que decir ni preguntas
y tiempo después
nuevamente
parado
en la avenida
esperando la orden del policía
[o más bien suavemente]
entrando en el cuadro o lo que el guardia decida
pero definiendo...
qué es un cuerpo recostado
/ como devorado por pájaros a la entrada del verano
intestinos de ámbar reluciendo en la madrugada
/ y la bóveda del cráneo llenándose de luces
pirotecnia solitaria
esa semana
y las demás / claro
pero teniendo bien presente
que algunas cosas nos miran lejanas

COMO LA IMAGEN DE LOS PÁJAROS QUE HACEN CAER EL ÁRBOL

y tu sonrisa es la llegada del verano
tu cuerpo saliendo de la piscina

discurriendo gotas de agua que delicadamente salpicas en el cuerpo más claro de las bañistas
que alegremente te miran detenidas
mientras otros determinan
el inicio de las marchas
la huelga de enfermeras
primera marcha por la sindicalización de los trabajadores de Breña
     o Portales de Santiago / Plaza Grande de Varsovia
animales en fila recogiendo las noticias
y las bañistas diseñando pancartas
escribiendo lemas contra la solidez del mercado
las columnas del templo

mientras tú te paseabas sin camisa
/ muy atenta
a la anunciación de la vaca levantando el polvo de los establos
agobiada por el calor de los patios
esperando
[con su mirada de vaca]
el florecimiento del mondongo y la azucena
como buscando sentido para el conjunto
perdiendo la conciencia
[¿la razón?]
frente a la tenacidad de los bordes, Samantha /
y desprendiéndote
[¿suavemente?]
distraída sólo un momento
del borde de la canaleta
y en el equilibrio supremo
la osatura del metal
bailando /
en el fondo de los patios
o como la imagen misma de tu cuerpo
esa noche
quedándose sola.
 
Carteles luminosos inundan Breña

SER LAS MANOS QUE SE SUELTAN DE LA CANALETA FRENTE A LA EXHUBERANCIA DE LAS BAÑISTAS QUE NADA DE ESTO ADIVINAN / o ser la piedra en el ojo de la hija que canta y es mi hermana o ser la pelea de las hijas que olvidan cómo sigue la tabla y algo adivinan o ser la nieve que no se estila por Lima nunca y la importan de donde los dientes sonríen en la avenida o ser los mimos de la madre que ya no sujeta con las mismas fuerzas la cabeza de sus hijas o ser el padre que analiza las pistas desde el momento en que el hijo se suicida o ser la policía juntando presos en las avenidas o ser las manos que suavemente me aniquilan cuando salgo de la oficina y otros aires me respiran o ser la sonrisa de otros que en el parque me miran y fuman y caminan o ser aquello que se queda en la boca de los que miman y que temen que el exceso de su deseo asuste a la policía que patrulla las avenidas o ser la artista que se mira ya crecida y tiembla cuando el viento la roza cuando cruza la avenida o ser la piedra en el ojo de la niña que sale y camina por los panes a la esquina o ser la madre que se acuesta entre los brazos de las hijas y que expira o ser el soplo y la saliva cayendo desde la ventana de los patios al mediodía entre la bulla y las risas o ser la oreja que se estira en el centro de la ira y en el centro de las risas cuando las cosas no salen y nos vamos al regazo de la madre o de la hija con la cara enrojecida o ser el cúmulo de grasa que se seca en las sartenes cuando la comida ya está servida o ser el peso de los bussins que se estiran y llegan distintos hacia el fin y la partida o ser más o menos la plata que se estira y llega con las justas a tocar el treinta o el treinta y uno y deja tranquilas a las vecinas o ser mejor que el pan en la fila de la eucaristía o ser mejor la mano que nos mece en la noche o en la fila o ser disperso entre las sábanas cuando nos llama esa vocecita o ser más bien bueno en las reuniones de las hijas y no salir en la noche desde la casa a la oficina o ser mejor que el cura que habla mucho y nos espía o ser como los muchachos que en el parque fuman cosas entre risas o ser ése que es diestro con las cosas de la cocina y de las vecinas que no se escapa que no camina o ser la madre que en la ventana espera a que lleguen las hijas o ser el novio que sale con la vecina o ser la hija que sale con la vecina o ser la novia que sale de noche y a escondidas y que vuelve convencida de que algunas cosas no caminan o ser la tierra de las macetas más pequeña pero más sencilla o ser el vidrio de las vacunas y la extensión de los algodones que nos curan a escondidas o ser el enfermo que se estima y que entre sueños transpira y se agita o vivir entre risas y ser de Breña.

La oración del fin

Algunos días serán difíciles
paracetamol salbutamol
o este recorrido es cierto
y me encuentra salido
sentado sobre la vereda
escuchando el inicio de los cantos
contemplando cómo esa ventana
se cubre de polvo
creyendo que ya nadie nos espera
pero deseando lo contrario
y que al final del laberinto
una mano nos lleve las frutas
a las puertas del mercado
o enjuague un poco de garúa
sobre el borde ardido de nuestros labios.
Porque sé que al final de la espera
no existen muchas recompensas
y aunque esta voz no es la mía
es la voz de antes
que hablaba era más sabia sabía
se domesticaba y andaba.

Salbutamol abre las ventanas
permite que las cosas no se me hagan lejanas
salbutamol bullente
ámame esta noche sobre los paisajes de la locura
mientras los náufragos contemplan el naufragio
y sobre los paisajes de la locura
el dolor es una línea de plomo
sobre los bordes de los hombros
que se reinventa.


Abdón Sánchez, i. m.

Ya puse estos versos como ramas de olivo sobre tu tumba
Enrique Verástegui

Abdón Sánchez ha muerto. Cuando yo era chico, él solía decirme acompáñame a comprar una dupleta o acompáñame al depósito a comprar galletas para la tienda. Yo dejaba lo que estaba haciendo y lo seguía. Caminaba en silencio, agarrado de su mano. Por la tarde siempre tomaba café, aunque nunca le escuché pedir uno. Mi abuela se le acercaba y le decía Sánchez, ¿no querrás un café? Entonces él, parado detrás del mostrador, miraba hacia la calle y movía afirmativamente la cabeza. Había sido criado a la antigua: no necesitaba pedir nada, no necesitaba decir nada.

Se ha muerto Abdón Sánchez
para él escribo ahora
estas pocas líneas
para no olvidarme de su silencio
para no olvidarme
de su forma de mirar las cosas.

Lima, junio de 2013.



*Selección Martín Zúñiga Chávez



Manuel Fernández (Lima 1976) Cursó estudios de Lingüística Hispánica y es Magister en Docencia Superior. Ha publicado Octubre (Estruendomudo 2006) y La marcha del polen (Estruendomudo 2013). Ha participado en diversos recitales y eventos poéticos, y algunos poemas suyos han aparecido en revistas nacionales y del extranjero. Actualmente, se desempeña como docente universitario.




Horacio Cavallo: Muestra de Poesía Uruguaya Contemporánea

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Francisco Alvez Francese






Francisco Alvez Francese nació en 1992, estudia Letras en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República. Estudió cine, es colaborador habitual en la sección cultural de la diaria y ha colaborado en la revista Lento.  





Muerte de Carlos Martínez Moreno
a Pablo Rocca
I

El pozo de la noche
resulta de un absurdo laconismo.
Y, finalmente, Colonia no es otra cosa
que un gigantesco museo.
En las tristes ruinas del Real
pensás, Carlos Martínez Moreno,
tal vez en otros puertos.
No pensás, claro,
en aquél final.
Pensás, es posible que pensaras,
eso sí, en Buenos Aires, primero,
y en Montevideo, también,
incluso en Barcelona.
Pero no pensaste
en el desierto.
Y ¿cómo ibas a imaginarte
si en la luz crepuscular
Colonia se abría como un pájaro
aunque la dejabas?
¿Quién te iba a decir,
Carlos Martínez Moreno,
que el salto no era así,
que el salto era esperar parado
a la muerte y caerse?
Podrías haberlo leído
en las barrosas olas
que dejaban los barcos.
Pero mirabas el humo distante
y no podías ver
la claridad de tu fin.

II

Onetti les decía
los relojeros.
Con Emir sabían hacer
magníficos relojes.
Basta darle cuerda a uno
(tengo en mis manos tu reloj mejor,
de duras tapas negras)
para que vibre como antes,
y ponga en tiempo cada hora.

III

No sé si había agua
en tus zapatos aquél día.
Pero tal vez hubiera
el sonido de la procesión,
las calles adoquinadas,
la sombra de un álamo
contra una pared rosada,
la difusa luz de un farol
en la niebla.
Se apaga lentamente
otro cigarrillo,
la noche es toda hojas
y manchas en los dedos.
"Debo partir"
"They kicked me up",
dijo Emir casi riendo.
"Renuncio".
"No".
Y se cerró el puerto.

IV

Escribiendo en unas miserables cuartillas
o escribiendo.
No había alternativa.
Dejaste el laberinto de sombras
sin resolver sobre tu tumba.
¿Dónde estás ahora,
Carlos Martínez Moreno,
si ya no esperando aún
volver?

Segunda muerte

Vine a morir
en el lugar señalado, Carlos Martinez Moreno.
Vine porque me dijiste        Crlos Mrtinz Mno.
Que viniera a ver caer la nieve                                                sobre las aguas tristes del Miguelete.
                                               A dejarme calar
                                               sandía absurda
                                               los huesos.
A oir el rumor de los fusiles
y del titular: CLS MATZ MNO – MRTO ESPRND SR LBRE.

El pico del pájaro de la noche                    Debes recordarlo:   
                                                                       la noche-pájaro se abrió para vos
                                                                       el día aquél de la evasión
                                                                       y se cerró para darte en su espalda chorreante
                                                                       las calles y puertos de BCN, MVD, y la pánica llanura
                                                                       interminable.
tiene un hilito de sangre y de saliva (y semen y lágrimas, Ideadixit)
y ya no grita
                        en el patio cuadrado.

                        Los lentes me duelen, Cr Mr Mr,
                        ya dejé la noche afuera
                        (espera atada en el palenque y Carlos Reyles la mira, domándola: la noche ahora es una yegua)
                        todo mi cuerpo responde a un nombre: Dolor, CRL MRT MRN
un dolor de erres que me pierde.
                        Pero la soledad no tiene esa angustia, no,
la muerte se la reserva toda para sí, Carlos Martínez M
(y yo no puedo siquiera nombrarte).
                                               Vine a otra cosa, no ya a nombrarte en el dolor
                                               ni a leer ese libro que yo sé
                                               ni a esperar nada
                                               ni a buscar a nadie
                                               ni a buscarte
                                               vine a dejarme sobre las vías, sobre la escollera Sur, sobre la casilla de                                                      los perros muertosdhambre.
                                               Veo por fin la llama de mi exterminio.

            [la cosa era así: Fuimos con Pablo, Martina y Mateo a buscar el rastro de aquella muerte “casual en una esquina cualquiera” y encontramos la sombra del cuerpo que viste tantas veces cuando no-dormías. La sangre que no vimos, el tajo abierto. Vendían una cocina, algo más que no recuerdo. Una cocina sobre el cuerpo, sobre el lugar desesperado del cuerpo. Y que no vendieron.]

Son (recuerdo que decías) “Los muertos de antes”, RLS MTNZ NO. / Por ellos vine.
Por sus manos que insisten en tocar lo que no tiene nombre,
lo que se ha roto en el viento o en el río,
por sus manos que exánimes me empujan,
me clavan su amarillo dedo entre las costillas
y me llevan a beber la copa impura.
Por ellos vine: las sombras que dibujaste en una hojas
y que se llamaron “Paraísos” porque no las podías ver.

Y ahora gravita sobre mí
todo el arrobo del agua verde,
de los ojos misteriosos,
de los cuerpos que esperan
el contacto delicado con lo vivo.


Gisella Aramburu




Gisella Aramburu nace en Rocha, en 1986. Pasa la primera parte de su infancia viviendo en las escuelas rurales de distintas localidades del departamento, en las que su padre se desempeñaba como maestro residente. Desde chica devora libros, dibuja hedonistamente, y se interesa por distintas manifestaciones artísticas. El gusto de su hermano mayor por la Literatura Fantástica y el Rock marcarán sus intereses de forma definitiva, y desde antes de saber lo que era la Literatura afirmaba que enseñaría “a los niños a leer cuentos”. Escribe desde que sabe escribir, primero historias fantásticas (descarados plagios que fue emocionante perpetrar) y luego también poesía. Siguió su vocación y estudió Profesorado de Literatura en el Centro Regional de Profesores del Este, y desde su egreso practica la docencia en liceos públicos de distintas localidades de Maldonado, Lavalleja y posteriormente Rocha, donde vuelve a radicarse en el año 2011. Ese mismo año  su breve poemario “Grabadora de Viaje” resulta seleccionada en la antología “Urgente: Poesía Emergente”, surgida del concurso del mismo nombre convocada por el Centro Cultural de España, en la que se recogen diez poemas de diez poetas uruguayos de entre 20 y 30 años. Participa en diversas revistas literarias y Ciclos Poéticos, y en 2012 reincide publicando “Ritos Salas Limbos” con Trópico Sur. Actualmente escribe en confortable soledad y lleva adelante el proyecto editorial independiente Bestial Barracuda Babilónica. Sigue enseñando Literatura y lo seguirá haciendo.


Filosofía de bolsillo

nos soñamos galácticos
en extrañas y astrales dilataciones mercúreas
nos miramos dorados en el sol
y pálidos y azules en la luna
y en las luces verdes de viejos buses
vemos a la muerte sentada
como esa silenciosa pasajera
que corta la cuerda de los chelos
y aplasta con el puño a los mastines.

(Grabadora de viaje, incluida Urgente: Poesía Emergente (Antología), Centro Cultural de España, 2011)

Crítica a la lírica

“Los poemas son problemáticos
no sirven
se desahogan como prostitutas borrachas
en el hombro de los desconocidos
resultaría más lógico
delimitar más su círculo
al ámbito psicoanalítico”
Se lo dicen ante el muñón
y la sangre seca
ante los ojos arrancados se lo dicen.

(Grabadora de viaje, incluida Urgente: Poesía Emergente (Antología), Centro Cultural de España, 2011)

…………………………………………………………………………………………………….

………………………………………………………………………….
Ajusticiamientos (Poemas de comedor)

I
en la vertical sonora de la novena
la niña con el suave traje de conejo
sostiene firmemente la metralla
bumvae estrella
bum a quemarropa/ a pólvora
perfuma la noche las narinas
esfuerzo de materia en combustión
querida
lo sabemos
te mintieron que no duele
del dentista al cementerio
y los ojos rasgando el tiempo de las cosas
hasta que merezcan el alma del silencio.

(Ritos Salas Limbos, Trópico Sur, 2012)


los patios interiores

II
antigua sed mística/ carro lleno de llaves
tirado por papas tubérculos

frío de pez
por la piel
mordida
de la espalda
ojos resecos
rememoran
tibias cegueras prenatales
            las proyectan más azules en la muerte

y me detuve frente a mi lengua
para mirar con el cerebro los espinos
con las manos heladas/ doliendo
de limpiar el sembrado contra la tierra.

(Ritos Salas Limbos, Trópico Sur, 2012)

………………………………………………………………….
el baile del pez (L.J.)

en el diafragma siempre página cuenco
horizontal de morbilidad blanda
qué verterás hoy, señor
qué arderá en la caligrafía del nombre que me has escrito
lunas múltiples de bóveda prometida
y dentro la gotera del conjuro abecedario
en que careces de sangre/ señor

las luces que se tienden por llanuras nocturnas
no responden a la tierra o lo celeste
o las manchas de apretarse los párpados
en cuclillas ni a la carne que se siente
invertirse dolorosa desde el ombligo desde el sexo
hasta ser visión de orquídea de dolor
hediondo y ruido a tripas hasta que
me vieras –pero no-
ser signo al menos en la densa noche de la carne
una mancha inquietante en tus visiones
tan puras/señor/ y tan inútiles

(Del poemario inédito Los Transportes Nocturnos, 2014)

Censura

tu nombre todo cerrándose del centro a la altura perfecta de la noche

tu nombre todo desde oscuros descampados donde pastan los caballos como sombras

tu nombre en partes menores disuelto en un solo de guitarra que molesta
en su ausencia posterior
nervios anémonas abrazando la oscuridad submarina
los brazos intentando conceptos de cerca
aquí bajo el influjo vertical de su no cuerpo

tu nombre en un vaso más bajo, el costado ritual del tigre
que duerme junto al templo es el mismo
que su costado sagrado
una mentira con música de ojos
dejada en la boca tu hostia de horizonte

pero vives afuera
aunque atrapen por momentos aludes de ceniza
tu paso tú no vives de este lado de la noche

el pájaro y yo te conocemos
(Del poemario inédito Los Transportes Nocturnos, 2014)


José Manuel Barrios

  
             José Manuel Barrios, Montevideo, 1983, es escritor y perfomer. Cursó estudios de grado en Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UDELAR). Fue director de Gusto Tuyo, Encuentro de Poesía Latinoamericana en Montevideo. Primera edición 1, 2, 3 y 4 de Diciembre del año 2010, financiado por el Fondo Concursable para la cultura, MEC, 2010 (Uruguay). La primer parte de su obra poética se denomina Investigación Poética, a ella corresponden los libros  Explanans. Editorial Zignos, Lima, 2007. Democracia. Linardi Risso, Montevideo, 2007, obra premiada con un Fondo Concursable del MEC (Uruguay). SILICIO. Red de los poetas salvajes, Ciudad de México, 2009. Bagrejaponés. Editorial Mental, Montevideo, 2010. La segunda parte de su obra se denomina Corpus Geneticum, sobre la cual escribió el libro HÁBITO (inédito). La tercer parte de su obra lleva por nombre Telos/Virga, la misma es una doctrina espiritual sobre el conocimiento del alma y se  divide en cinco libros.: Yoga. Literal, Limón Partido: Ciudad de México, 2011. Atari. Editorial Mental, Montevideo, 2011.  Arcade (inédito). Santiguo (inédito). Her Bodhi (inédito). Además de esto publico los trabajos: Más instrucciones para el año XIII.[Antología de poesía oriental], Catafixia: Guatemala, 2012.  Inverso(compilación de la obra del poeta uruguayo Julio Inverso), Literal: Ciudad de México, 2013. Trabajó en el grupo de performance interdisciplinario Cuarteto Prozac, dirigidopor Raúl Nuñez, se destacan las obra DEMOCRACIA 1984 (Encuentro de poesía experimental, MEC, 2009), PROZAC SALE (Casa de los Siete Vientos, 2010).  Se ha presentado como poeta y performer en diversos festivales internacionales como Poquita Fe de Santiago de Chile, Vértigo de los Aires de Ciudad de México y País Imaginario de Lima. Forma parte del colectivo Editorial Mental, laboratorio de escritura y medios de representación. Este colectivo se dedica a la escritura en diversas fases de su apreciación creativa. Una editorial, un laboratorio, un libro, un devenir.  

 
HER BODHI
 José Manuel Barrios[1]
 [selección]


en el principio, las raíces del árbol nacían en el cielo y emanaban de la raíz sin raíz del Ser integral. Su tronco creció y se desarrolló atravesando las capas del Pleroma, proyectó en todos los sentidos sus ramas frondosas sobre el plano de la materia apenas diferenciada; y después, de arriba a abajo para que tocaran el plano de la tierra

Madame Blavatsky

el árbol de la vida se extiende desde lo alto hacia abajo y el sol lo ilumina enteramente

Zohar

               árbol al pie de una montaña
árbol al pie de un río
árbol cruzando por la luna
árbol bajo el cielo estrellado

Fisonomía del suelo

Quiero apurar la delgadez para que el suelo desaparezca.
Nunca fue oscura la órbita pero el abajo marca la pirámide del mapa.
Los contornos. Los límites.

A punto de partir
mi signo gotea
deshace la calidez
y a través
experimenta el afuera
de lo que aún.

Las piedras te claman, por ti, quieren festejarse,
rodar en su despeñadero de hojas vuelto añicos
Te daré una rama para ensalzar el otoño.
Todo es madera por aquí, a nosotros
solo nos visita el niño feo.
¿Cómo nacen así?
El vago esfuerzo los apluma y la estridencia de calaveras de metal
abanica sus caderas.
Sus perfumes huyen
:para este futuro también el niño fue preparado
[el niño malo que escondía amiguitos debajo de su cama]
[el niño anciano llamando una y otra vez al balcón de su novio]
Toda la nobleza no basta para sentir su noche.
Tampoco se viste de noche la nobleza.
                        O bien el monte es impenetrable.



De cuerpo en cuerpo
de mano en mano voy reptando hacia ti.
Nos espesa lo súbito. El vaho de la sombra
creciendo a kilómetros.

Me agito 
con el cascahuesos

Al temblor de las nueces atajo la manzana,
trampa de osos en la oscuridad.

Un lugar oscuro no respira o canta.
Lo oscuro tiembla agitado.
De placer a placer el espectro.

Temes robarle al hacha su manera de actuar.
Al loco su estar en bandera.
Al santo su estigma de sal
donde también se degolló el gusano.

Así flotamos en la grieta puntiaguda del cuenco.
Despertando para volver a despertar.

J A V A

Desde que el tiempo no existe pues su lugar difiere sin más exorcismo.

Y la tenacidad pasa por mis manos que ya son otras volviendo a aprehender.

La flor no canta su dicha.

El mar flota en la pesada línea de las abstracciones.

Derramo mi talón sobre la arena. Un suelo duro pero dinámico
cambia umbral por umbral. Cambia a sombra si sorprende desparramarse.

Sobre mi cama una horquilla quiere tragar mi almohada.
Abisinia gema, cuarzo, lapislázuli,
sal de granito pronta a despegar.

Mano sobre otra sostienen.
Mano sobre otra se apartan.

Vibrar y vivir mi voz nueva
como el camino de un buda sin nombre.

Provisoriamente ajeno. Dueño solo de mis extraños.

BAJO TIERRA


No sabes volar
tu corazón fue enterrado bajo tierra.

Bajo tierra enluté sus manos, asfalto y grafito.

No sabes volar, el suelo te necesita y clama. Estás clavada a las raíces de la tierra que te hacen beber su túnel. Viajar neón por neón encima de los sarcófagos flotantes que van atravesando el río y se convierten en el río que permite su paso.

Llover a la mañana, abrir el libro de mi nombre. Pasar las páginas. Dejar que me toque. Pisar la tela del libro que se comió sus manos. Huella en el ojo del salar.

No sabes volar, no vuelas. Viaja dolor por dolor.

Vive en el daño.

Al igual que un árbol tu corazón habrá de quebrarse. Lo tumbarán las palabras de un montón de gentuza que se guardó tu nombre en el chaleco. Ellos te quieren derribar y tu también quieres. Porque tu corazón será puesto sobre una mesa donde lo cortarán por sus lastres.

Y si viviste duro como roca, tu corazón será una piedra. Lo apilarán junto a otros y encima erigirán la montaña.

Pero si eres de los que viven por debajo de la tierra,
deja que tus raíces broten
para partir y derribar a todas las ventanas.

Deja que el rayo ingrese, la noche es tu casa.
Soporta los pies con tu cabeza.
Varios mundos se han derribado ante ti.

El sol hizo crecer tu pelo.

Si vienes por debajo de la tierra deja que tu pelo crezca,

deja a los animales 
libres de tu pelo.

Si vienes
por debajo de la tierra
dile que ya despegue
así nos dispersamos
todos por separado.
Mi lengua es mi brazalete.

Con ella vuelo, dejo relucir las puntas. 
Los pentáculos son mi estigma, y son también mi tercer ojo. Tengo una lengua en el centro de mi frente. Ella será mi futuro. Mi dolor. Me abandonará. Me buscará. Juntos veremos la incisión donde el cielo pierde su bazo. La noche resucitará. Iré al mar a recoger tu ofrenda.

Laura Chalar 



Laura Chalar nació en Montevideo, Uruguay, donde se recibió de abogada. Ha publicado tres libros de poesía, de los cuales el más reciente (y su primer libro en idioma inglés) es 'Midnight at the Law Firm', editado por Coal City Press, de Kansas. También ha publicado dos volúmenes de cuentos y numerosas traducciones. 













Huésped

¿No se venden cinco pajarillos por dos moneditas?
Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos.
Lucas, 12:6

El corazón del pájaro se volvió el corazón de la casa. Latía desde la cocina como una semilla roja, aunque no fuera más que un corazón de pájaro, guardado en su caja de pluma y huesitos. 
Y el corazón era al pájaro como el pájaro a la casa. Aguardaba su hora llenando el espacio de sí mismo, al igual que una inicial iluminada en un manuscrito. No era una espera inmóvil, porque el corazón también piaba, y ensayaba estrépitos de alas, preludio del gran vuelo de algún día.

A veces velaba, el pájaro, y a veces dormía. Y cuando dormía sabíamos que la noche sería más viva, grande de álamo y cielo veloz de los sueños que él soñaba, y entonces no entrábamos a la cocina: nos íbamos a acostar sin el vaso de agua, contentos del corazón del pájaro en la casa.
Había aire dorado, alto aire azul y sin muros en los sueños que soñaba el pájaro. Por eso se murió.

Pero yo quiero estar donde tú estás, pequeña luz quebrada.


Inés, amiga:

La casa del jardín encantado está vacía.
Agua muda corre por el tejado,
las paredes aún blancas.
En la dorada penumbra de alguna habitación
duermen noticias traídas por tu letra casi antigua.
El domingo fuimos a Punta del Este,
es un lugar muy hermoso.
Tu ático de infanta robada
se impregna de luz oblicua.
¿Queda muy lejos Warszawa?
¿Huelen a humo los inviernos?
Pocas cosas hay más sabias que nunca mirar atrás.
Un arte que dominaste temprano,
mientras las demás permanecíamos
atadas al gris familiar de cierta cuadra,
cierto tinte del aire sobre el mar.
Si sigo esperando que me escribas
es porque aguardo una misiva de mí misma,
inventario de todo cuanto amé.

Medioevo
(i)

Te llamarás Mencía, Sancha, Berengaria, princesa de los misales, señora de las almenas. Desgranarás telarañas y latines, tus vísperas frías se irisarán de agua. Nadie leerá el nombre secreto que escondiste en tu bordado, justo donde cayó la única gota de sangre que pronunció tu aguja. Para ser raíz de soldado y preste, yacerás toda la noche, desnuda, en campo de plata. Y te has de morir con las manos juntas, como tu estatua.

(ii)

Juan sin Miedo va a cruzar el puente. Ha dejado el puñal dormido entre los doseles de su cama, y vuelan palomas grises rozándole el rostro flaco. Oculto en los pliegues de la capa, un libro de horas susurra latines aterrorizados que él desoye, protegido como va por todos los ángeles de Borgoña y leones rampantes de Flandes. Como una sonrisa negra se estira el puente entre torres: El delfín espera… cruzad. Juan sin Miedo tiene los ojos fríos y la nariz larga: su cara es de mercader bajo el sombrero enjoyado. Cruzad… Campanas, preces que tiemblan. La duda no es sino un pulso, un pájaro alcanzado en vuelo. Calla el silbido agorero (Borgoña y Flandes lo amparan) y el duque atraviesa el puente, paso firme hacia el delfín, hacia el hacha, hacia la muerte.

(iii)

El mercenario y la Virgen conversan en el pequeño jardín cerrado. Ella con capirote azul en vez de corona de oro. Un velo de seda y luz se le derrama a lo largo. Él tiene una cicatriz como una broma nefasta, y quieta su mano oscura sobre la despierta espada. Un ángel aburrido revolotea en torno al cerezo. Por encima de sus voces, ebria de rosa y alhelí, parlotea una fuente. Más lejos, cerca del muro, hay salvia, menta y mejorana. Y más allá, río y muralla, toda una ciudad que reza. María inclina la alta frente, ofrece al Niño que lleva en brazos, y el ángel se queda inmóvil, como pintado en el aire. El Niño sonríe, horrendo, la boca llena de sangre.

Oudtshoorn

Duermen su larga siesta provinciana bajo la pausada luz, palacios de las plumas, espejismo de magnates descalzos, condes y duques del polvo. Aquí está el oblicuo atardecer, señor de los rumores, y la sinagoga ensaya la sonrisa benigna de sus puertas. Duermen su larga siesta, palacios de la nada, y mañana también, presos de ese cielo ahora inmenso y despiadado, guardarán su entraña sombría, la viva penumbra. En el silencio expectante del cortinaje holandés, de la oscura madera, esperarán. Hundidos en un sueño sin voces, hijos del azul rabioso, velarán el dorado de los relojes, los esbeltos escritorios, la frescura acorralada. Todo lo venido de ultramar. El tributo evadido al desierto. El escenario de una vieja obra aplaudida hace mucho tiempo y parece que muy lejos, aunque haya sido aquí mismo, bajo el resplandor sin tregua de este mismo cielo implacable.

Leonardo de León


Leonardo de León (Minas, Uruguay, 1983). Es profesor de literatura. Ha publicado: No vi la luna (Premio Nacional de narrativa Banda Oriental), Confirmación del aliento (2012, Premio de poesía Pablo Neruda para jóvenes poetas), El Nirvana de Apolo (Premio Casa de los Escritores, 2012) Detrás del  murallón de los rituales (Premio Casa de los Escritores, 2013) y dos libros de haikus: La selva en la semilla y Pequeñas catedrales.







Fúnebre

En el vaso vacío el aire hueco
le da cuerpo a la voz de lo profundo
y una sombra escapada de otro mundo
desenvaina puñales en el eco.

Penetra por los ojos hasta el seco
y frígido comienzo vagabundo
de un llanto encarcelado y moribundo
furtivo como el gesto de un muñeco.

Por grietas, manantiales del vacío
los muertos se declaran inocentes
derrumban los silencios como puentes

cansados de posar sobre su río.
Los cascos enlutados se desatan
y arrastran a la vida lo que matan.

Necedad

Soy hombre de la ausencia y de la pausa
desvivo lo que vivo en otra vida
que busco impenitente, y enseguida
que asoma la destierro en otra causa.

La luz se me deshace entre las manos
y escurre por el cuerpo hasta una huella
que nunca fue pisada, y una estrella
no vista me revela sus arcanos.

Rodeado de reflejos me destejo
consiento que la vida me dibuje
relámpago a relámpago. Me cruje

la piel cuando recuerdo lo que dejo.
Mi noche siempre es otra y es la misma:
la del necio que añora lo que abisma.

Duelo

Cerrado como un puño, el olvido
se trinca y despedaza tu bosquejo
agrieta los alientos del espejo
que empañan en mis ojos tu vestido.

La casa y los objetos te maldicen
inventan balbuceos con tus labios
repiten al oído los agravios
excusas que a sí mismas se desdicen.

En la calle los rostros y los restos
recuerdan a la ausencia que no vimos
durmiendo como un niño que parimos

sin vida entre los cuerpos ambidiestros.
Las luz llora con hambre de su gema
famélica de horror en el poema.

Instante

Un día que no está en el calendario
por fuera de la piel y mi respiro
amaga con mostrarse si retiro
los ojos del reloj, su mercenario.

Lo busco entre las voces del armario
en patios y balcones donde admiro
la noche desmontando su zafiro
al claro de otro día involuntario.

Respira entre los huesos, lo presiento
mordiéndome los ecos y la duda
que dejan los zapatos en la muda

gravilla de otro viento por el viento.
Destella en un descuido: una pausa
rebelde del efecto y de la causa.

Poeta

Un poeta no vive de la luna
ni de noches leudando en el desvelo
ni de sílabas que mojan su pañuelo
ni de amores que incendian su fortuna.

Un poeta se alimenta de la hambruna
y ninguna de sus horas da consuelo
a la sed de un pan bajo otro velo
otra noche, otro sol, otra luna.

Su patria es una grieta temblorosa
que ahonda por sí misma hasta su entraña
y late como un eco en la montaña

y grita y se despeña y no reposa.
El poeta no es hombre de esta vida:
anda afuera buscando la salida.

Victoria Estol



Victoria Estolnació en Uruguay en 1983. Es licenciada en Sociología.
Publicó Bicho Bola (Yaugurú, 2012); libro que en 2014 fue publicado por Toad Press (California - EE.UU) con traducción de Seth Michelson.
Participó en los libros colectivos: Cualquiercosario, co-editado entre Uruguay y España, y  Fixture, co-editado por dos editoriales argentinas. Integra la antología América invertida que será publicada por University of New Mexico Press en el 2015.
Algunos de sus poemas han sido traducidos y publicados en diversas revistas internacionales.


Aeropuerto


La mancha de sangre sigue en la alfombra del baño. Un búho al acecho, inmóvil, que les recuerda todos los días al levantarse lo que pasó.

Del rojo intenso pasó al marrón seco.

Ella intentó limpiarla una vez. Se arrodilló y cepilló hasta que le dolió el esqueleto, y no pudo.

Ahora se va a Nueva York. Guarda en el bolso de mano el libro de Carver que él le regaló.
No tiene dedicatoria.

Hicieron todo lo posible para no dejar rastros en el vida del otro. Como dos perfectos asesinos borraron todas las huellas y quemaron las pistas.

Él giró 45 grados a la izquierda. Ahora tiene el paisaje más despejado.

Ella nunca volverá a usar tacos.

***

arte dramático
Una pareja nueva sentada enfrente. Empieza la obra. Están cerca, casi de la mano. Ella ríe cuando no hay que hacerlo. Su risa caniche invade la pieza. Él se incomoda, cada vez más.
Yo no toco a mi pareja. Me gusta mirar sin ser tocada. Hace un par de intentos
y me alejo
Falsos aplausos.
Se prenden las luces. El novio de la chica que ríe se quiere separar. Sus gestos son la evidencia.
En los pasillos, mientras comentan las virtudes y defectos de lo visto, me acerco al novio y le toco el culo. Lo miro distraída y entro al baño.
Me bajo la bombacha. Sé que él viene.

***

se me cayó el sistema basado en la distancia
ahora programo uno basado en la confianza

mi perro mea todos los árboles del parque
es más eficiente que yo

***

tengo un nudo en la garganta
me lo trago
cae en picada por el esófago
pica en el estómago
rebota en las tripas

se acomoda despacio entre mis ovarios

duele

acuesto el cuerpo para que calme
posición fetal
el nudo rueda hasta mi cadera izquierda
pega contra el hueso

boca arriba
miro el techo
las maderas tienen ojos

se asienta en mi ombligo

cosquillas

***


desnuda me siento vestida
el cuero pesa
la carne se asfixia

busco el cierre de este traje que respira intemperie
el disfraz de piel cae
mi adentro es un cabo de manzana en el aire

el minúsculo palito pierde gravedad
olfatea el verde
penetra la tierra

pulsando espera


Gerardo Ferreira




  Gerardo Ferreira (1981, Montevideo). Poeta, investigador y periodista cultural. Se ha desempeñado como colaborador en el diario la diariay en revistas culturales como El Boulevard, Lento y Periódico de Poesía. Ha publicado Imagina el desierto (Chile, Simbiosis, 2009) y La sensación es un lugar (Montevideo, Irrupciones, 2013). A fines de 2014, en coautoría con Andrés González, publicó Horacio Quiroga: contexto de un crítico cinematográfico. Diálogos con Caras y Caretas y Fray Mocho (1918-1931), como parte de la colección “Cuadernos de Literatura” de la Biblioteca Nacional de Uruguay. Entre sus publicaciones colectivas se destacan los textos aparecidos en Río Grande Rewiew (University of Texas); Urgente: poesía emergente (CCE, Uruguay) y en la Revista Inéditos (Fundación Mario Benedetti). En 2013/14 obtuvo una de las becas Eduardo Víctor Haedo correspondientes al  Fondo de Estímulo a la Formación y Creación Artística (FEFCA) que otorga el MEC, para realizar en Chile su proyecto personal: “Seminario intensivo: Poesía chilena de la segunda mitad del siglo veinte. Tejidos al borde y sellos de Alianza”, bajo la tutoría del poeta Guido Arroyo.


I

Soy nuevo.
Una cáscara ida, una piel que muda entre los siglos
como algo tibio que emerge de la nada
como la tibia nada que abunda en el silencio de un llanto
nacer es también un acantilado

no me abotono el primero de la camisa
no me guardo en un cajón como algo que no usaré en invierno
no soy un llaverito
un arbusto que ha crecido débil en las afueras de Pekín
soy la onomatopeya del trueno
o me asemejo
el recuerdo fuerte que se oyó en algún momento
o ni siquiera eso
el sonido que hace el recuerdo al gatear bajo la mesa
el espesor de sus finas piernas.


(de Imagina el desierto, 2009)


II

Estar despiertos a esta hora es poco importante
a esta hora algunos escriben y otros leen
nadie mueve un músculo a esta hora
nadie es testigo de nada
los espejos se congelan
las imágenes son jóvenes de nuevo

a esta hora todos son lo que desearon
doctores, pasajeros de tranvía, albañiles, argonautas
todos son lo que son
duran lo que tienen que durar
no hay secretos a esta hora
no hay soberbios monumentos

a esta hora predomina la cresta de cualquier animal
a esta hora predomina la cresta de cualquier animal que no [sea un gallo
a esta hora predomina la cresta de los humanos
rojas, amplias, disimuladas por el pelo
todo tipo de crestas para ostentar en días festivos
tan larga es la vida y tan poco duramos.

(de Imagina el desierto, 2009)

Merodeos


            Volver a empezar, recomenzar algo. Verse otra vez como una hoja en la intemperie, y decime, te gustó la película. Estuvo buena. Reencontrarse con esa parte olvidada, dar con la parte nueva y llevarla a una confitería, a un salón. Bailar o no. Movéte despacio así te sigo.
             Pasear de nuevo por la rambla, encontrar una cadenita tirada entre las baldosas viejas. Ver mucha arena, ver muchas bolsas enganchadas a contrapelo en los arbustos. Todo de nuevo, solo que ahora no es la misma rambla, ni la misma cadenita, ni las bolsas sucias lo que me importa, sino vos. Bueno, muchas gracias, vení por este lado que no hay charcos.

(de La sensación es un lugar, 2013)

Eso que es tan obvio

            Tenía que ponerme aquel pantalón, aquel buzo peludo y azul, y lo hice. Tenía que pronunciar esas palabras y no otras, en fila, incluso los errores y sobresaltos de la voz cuando planea decir algo eficaz. La noche es el respaldo acolchonado de una silla, pensé, mientras iba a encontrarte. Ahora que lo escribo es claro, aparecen detalles, el cuidado que pusiste en colocar cada ondulín sobre tu pelo, la manera en que yo acomodaba el cuerpo, manos en los bolsillos  y torso derecho.
            Caminamos por la calle como dos extraños, pero sabiéndonos, el chiste fácil en la punta de los labios, el mutuo reconocimiento de virtudes que no habíamos encontrado en otros. Caras extrañas, ajenas de tan familiares. Caminamos y tropecé. Te reíste. Nos pechaba la gente y parecía abstraerse el mundo. Se iluminaron las baldosas al pisarlas como un teclado, como una versión apócrifa del Billie Jean de Jackson.
            Caminamos hacia un sitio al que no correspondía. Tenía que preguntarte algunas cosas. Cosas que había planeado decir para mantener lejos la conversación de aquello otro tan obvio entre nos. Pero me olvidé de la mitad. Las preguntas se fueron contestando solas, o al menos tuvieron un espacio en blanco para ser ocupado con símbolos y asociaciones, que nada tienen que ver con esas imágenes pero que sirven para responder. Porque buscamos una respuesta, y no se puede caminar mucho más de una cuadra sin saber a dónde se va y con quién.     
            Fuimos a comer luego del espectáculo, y dijiste que la lógica era cosa de la que no era momento para conversar, y no hablamos de la lógica, hablamos de qué podíamos comer mientras hablábamos. Y comimos, y hablamos, pero olvidando que nos habíamos encontrado para eso.
  
(de La sensación es un lugar, 2013)

la luz / la sombra

la palabra luz sobre la sombra
ejerce cierta educación
y la sombra austera rebelde
la distraída anárquica sombra resistente
esquiva, rencorosa, fútil
amiga del olvido del ayer y del silencio
no hace los deberes
no escribe nunca a los pies de ninguna palabra con penumbra
es decir la tarde o la luna

la sombra queda en pose cuando no hay objeto
sigue especulando cabizbaja en su forma
pluma cayendo de sí, perezosa, fofa inerte
pupila boba la sombra
repasa libros en la oscuridad
libros que discuten alfabetos que jamás entenderá sin la luz
(de la tarde o de la luna)

la sombra refunfuña, se suena los mocos
se clava en un bolsillo de pantalón ajeno
y como una moneda enojada piensa
no todo lo que brilla es luz.


(de Tiempo amarillo, inédito)

Olga Leiva



Olga Leiva, 1981. Lund, Suecia.
Ha publicado LA LENGUA DEL VIENTO (ed CATAFIXIA, Guatemala 2011). BAGREJAPONéS en coautoría (ed MENTAL , Montevideo 2011). BRUJA BOREAL (ed MENTAL, Montevideo 2012). DIAMANTISMO (ed CRUZ DEL SUR, 2013). Ha participado en festivales, antologías, y lecturas colectivas por varios países de América Latina. Trabaja desde la Editorial Mental, diseñando en SIELO.


Porque respiro en la noche pero voy en la dirección
de las auroras boreales Porque he permanecido
demasiado espacio en la caverna Porque tú me
reclamas yo desciendo de este libro Muevo las
constelaciones para que vuelvan a cantar Escuchemos
su perla perfecta de hacer milagros Esperemos su
silueta en el próximo amanecer Allí no hay permisos
ni derrotas Allí todo lo puedes El amor y el desamor
Allí todo lo tienes Los recorridos que abandonaste
cuando todo era tan pequeño aún Una galaxia apenas


EL BESO DEL REINO ANIMAL


Después de pensarte amarte y abandonarte me dí
cuenta de que no tenía lugar donde no ir Entonces las
puertas se abrieron y yo entré en la última casa


Fui sitiada: en el centro de la noche escuché una voz
que retumbó en mi cuerpo Un mar furiosamente
blanco y palpitante entró en el Mundo y lo sitió


El sol ha caminado dentro de mi cuerpo tanto
tiempo Me ha cansado y le he pedido que me deje
Déjame navegar los abismos sin Tí le he rogado sin
encandilamiento Y se ha retirado para que mire los
trece rostros en el Río Son Tú, me sonríe mientras se
aleja y deja que mis dedos lo coloquen en un borde del
cielo

Un libro es un acertijo que le hace el ser al escritor
y luego es el acertijo que le hace el escritor al lector
Luego el lector se convierte en el ser En discípulo del
Misterio

Juan Pablo Pedemonte






Juan Pablo Pedemonte (Montevideo, 1981). Poeta, Artista Plástico y Realizador Audiovisual. Ha publicado el poemario Almajara (Caracol al Galope, Montevideo, 2003) y participado en publicaciones colectivas. Mantiene inédita la obra Muertos en Flor (Primer Premio a la creación artística. Fundación Zitarrosa, 2008;  Primer Premio Serafín J. García 2010),Los cristales del vientre (Mención Juan Carlos Onetti 2013), Los vitrales del Cristo (Mención Premio del MEC). Actualmente dirige la serie de documentales Los pájaros ocultos (Fondos Concursables 2011 y 2014) orientada a la difusión de artistas nacionales.

espinas

Con la santa oxidación de los ángeles
se me fueron las alas, la piedad.
Sentí el sermón soberbio
de los peces que acaban ahogándose;
el de las serpientes
que ofrecen su cuerpo para ahorcar.

Con el sagrado desmoronamiento
se fueron mis huesos, mis nudillos,
la paciencia.
Sentí la resurrección
de las espinas en mi cuerpo.

Y derrotado en los brazos
de las flores más oscuras,
el domingo desnudó su sombra y su cruz
sobre mi espalda.

CONTEMPLACIÓN

Ahora que estoy a mis espaldas
y tengo un espejo en el alma
partiéndome los huesos;
ahora que observo de frente
el pan de mi columna vertebral, la miseria,
y encorvo la luz para dar dominio y desarrollo a mis tinieblas;
ahora que es preciso hallar al hombre que se ahoga bajo mi zapato,
me contemplo.

No soy yo el que reparte las migas de humo en el espejo
ni es el otro el que redobla mi gesto de abismo;
ni siquiera es la muerte
esta densidad que entretela los párpados.

Somos yo y ella y el participio temible de mi nombre
y el imbécil que surge en el cristal como una burla.
Y más allá, mi sombra proyectando el cuerpo sobre la pared
junto a la humedad que envejece contemplándome.

Nunca es justo descarnarse
sobre la piel de un azogue.

SITIO PARA DORIMIR

Madre, estoy llamando brutalmente
a ese hombro que duerme bajo tu vestido;
estoy llorando ese vacío
que grita sobre ruedas en tu vientre.

Madre, estoy llegando brutamente.
Mi bestia corre sobre el mar rezando tu nombre
o queda alambrada en los racimos de la muerte.
Mi triste bestia; perdonala; está llorando.

Agua de otro siglo hacia tus pies,
rumor eterno, viejo viento de barro;
brutalmente, mi bestia de ancestral aurora.

Estoy llorando más allá. Estoy llegando.
Madre, la noche carga una sombra
donde podemos dormir los juntos.

VARIACIONES DEL RÍO DE LA SAL

Montevideo, todo el polvo atrasado
deslunándose en los espejos;
todos tus muertos ladrando hacia el sur
de una plaza enterrada en la costilla de un puerto;
todo es, Montevideo, apenas
la navaja del viento,
una rosa clausurada
en el cemento turbulento del Río de la Plata.

Montevideo: playa acuchillada de palomas.
El silencio es la rama más profunda
en la hora lastimada de tu llanura. Oigo
el rocío quebrando el paisaje
como un sucio sudario de grises. Todo es apenas.
Y en los muros tiembla la mano fría de la noche
auscultando letanías.

Hay sombras que ningún dios comprende.
Montevideo, todo es apenas
tu penar.

TRANSEÚNTES DE LA MANO

Una madre carga su muerte de la mano de un niño.
Puebla una lágrima en su esqueleto,
deja un crisantemo cerrado
lloviéndole la espalda.

Por un río anegado de pájaros
trajinan el contraviento.
Como un rumor de humo
se abren en el setiembre de una calle.

Ambos yerguen su columna de dolor animal,
llevan encorvadas las pupilas, los brazos
como racimos de hojas profundas.

Y todo el recorrido
es el principio de una herida que llevan a cuestas.

Paula Simonetti


Paula Simonetti nació en Montevideo, 1989. Licenciada en Letras. Trabaja en el área social y la cultura comunitaria. Se dedica a escribir desde niña y sus poemas han integrado una serie de antologías tanto en Uruguay como en el exterior. En el 2012 obtuvo el Primer Premio de Poesía Joven Pablo Neruda. En el 2013 obtuvo una mención en el concurso nacional Juan Carlos Onetti (Intendencia de Montevideo) por su poemario “En la boca de los tristes”, editado por Lo que vendrá.



*
Armar el cuadro otra vez/ reconstruirlo
como si una fuerza extraña lo hubiera fracturado
como los evacuados como los exiliados
 como los que incendiaban sus propias casas
como después de las  guerras y de los desastres
y también como cosas más sutiles
como sobrevivirle al amor como después
de esos finales
como después de la muerte como después
de los padres
y después de los hijos
y también como cosas más sutiles
como cuando amanece

Nelson

¿Te acordás cuando dios te abandonó
y era verano?
¿Te acordás cuando dijo
quedate revolviendo
contenedores, basurales, plazas, vientres
piezas y pulmones?
¿Te acordás que apenas
te dejó frente a ese plato breve?
¿Te acordás de la oración,
de cuando amanecía?
¿Te acordás de dios y del verano?

No voy a hablar

voy  a hablar de otra cosa
nunca es eso
no te voy a decir
basta
voy a dibujarte este sutil
paraíso de papel
sin contarte los piojos ni los sueños
la mirada que se abre hacia una infancia breve
de las hamacas voy a hablar
de los rosarios
será que no rezás
que no te hamacaste
ayer
mañana
nunca
no voy a retomar la cuenta
moretones que se van pero hacia adentro
para volver a estallar en el gesto de los hijos
de tus hijos y ad eternum
me olvidaré después cuando esté hablando
a nadie
de Picasso
eso
duele
no tu mano  firme como
la rigidez de un loco
le diste vuelta la cara y volvió otro
de un golpe tu hijo se hizo hombre
no me vas a decir que ellos son niños
hombre de mil años canta Goyeneche
voy a hablar de otra cosa
aunque me vuelvo
a este abecedario
que solo habla de vos y de mi infancia
nada más
no dice basta
no se hizo para decir basta
no voy a hablar del golpe y de la marca
de la forma en que tu mano aplasta el gesto
de tu hijo como si fuera mosca de verano
voy a hablar de la forma en que tu mano
se levanta desde adentro del poema
y lo deshace

Milagros

la madre arrima el plato con desgano
revuelve la amargura para que se enfríe
cinco años hace que nació tu nombre
y ya no puedo irme hasta tu cuna
con una canción
con un poema
de noche apenas te encendí
la luz de este cigarro
y trajimos con mucho trabajo
la luna hasta el plato
la risa a la boca
comé, Milagros
grita tu madre cuando aparta
esa muñeca a la que le faltan brazos
y le sobra mugre
todavía sabés viajar de noche
a los parques donde el viento te hamacaba

O

Guardarse el pan sin que lo noten los amigos
mientras se escribe que la vida es
la breve luz del cigarrillo
mirar desde la cama una silueta
un libro un perro el hambre
nunca quise vivir para escuchar
el sonido del despertador en la mañana
y ver que tiraban piedras en el vidrio
y que otra vez
no era el amor
ya no el amor
un montón de músculos
con alguna esperanza cuando salen
a pasear y se ponen a dolerme
nunca quise leer mirar/ mirar tan hondo
saberme un yo en los ojos de esos perros
mirar mirar doler Idea
mirarme en otros ojos ver tus ojos no quería
ni besar cualquier frente sudorosa
ni tomarme la fiebre del poema
ni darle voz a nadie
no quise ser mujer quería
mirar hacia atrás caminar
al revés no quería decir madre
nunca quise aprender a escribir
decir mi nombre dibujar este país enrarecido
el aire/ no quería aprender a respirar
saber qué son pulmones cuánto sale
quería escribir hacia atrás
tapándome los ojos como si no supiera

Karen Wild Díaz






Karen Wild Díaz. Montevideo, 1984. Bajo la energía mutante de la amapúrea. Publica "Anti - Férula" (Ed. Itinerante, Buenos Aires, 2013, reeditada con Niñobuho cartonera, Buenos Aires, 2014, traducida al inglés por Ron Salutsky a publicarse por Toad Press, Estados Unidos, en 2015). Participa en la Antología "Hijas de Diablo, Hijas de Santo: Poetas hispanas actuales" (Niñobuho cartonera, Buenos Aires, 2014), y en "América Invertida: an anthology of younger Uruguayan poets" (University of New Mexico Press, Estados Unidos, a salir en 2016). Otras publicaciones aparecen en revistas y en la web. Ha tomado cursos de danza contemporánea. Actualmente realiza un master en "Filosofía y críticas contemporáneas de la cultura", en Paris 8-Vincennes-St Denis.  


No canta salvo el viento

Caminamos lo árido, la quebrada seca
Respiramos kilómetros
Se quemaban pantorrillas y el hilo de arena en los labios
era el índice del suelo
La montaña sube por mi hombro
Y tu espalda se cubre de espinas

Cierto, no fuimos hasta el borde
donde la hierba lucha porque el monte se abra tierra
y rumorea el río

Nadie pidió la lluvia entonces
ni dibujó en el aire un árbol

Encordamos los hilos de la lengua
rígidos trozos de cuerda y alambre
pero la trenza quedó firme y muda

Colgamos la terminación de cada pierna con palillos
y nos tendimos boca abajo
para no vernos
para no volver a tocarnos

Los palos del cielo se descruzan y atisbo un pestañeo

Cada otoño, un pájaro lejano viene a picotear la oreja
Dudo si está vivo
Nadie llega a estos parajes
Estos parajes son de antigua huella
de antigua huella y míos
Hay kilómetros de arena y roca para ese pájaro
Y sin embargo, ha venido

Ese pájaro no canta salvo el viento

Pero en el pecho
hay una gota

Siento en la boca del estómago el túnel
de nebuloso humo

Allí comienza el cielo

Anzuelo

Me dijo que venía del infierno
qué de dónde vengo yo
Del vacío, dije
Tengo alas
Usaba garras. Antes
Ahora hay otras técnicas

Me dijo fascinante y se apagó
Puso su cabeza entre mi cuello y hombro
Pero no logró dormir

Por qué te vas..?
Íbamos a prender fuego la casa.. ¡y te fuiste!

Me voy, pronuncio
No te vayas

Sus ojos están cerca
Pero tabiques y membranas
hacen la ilusión
            (he de medir mi entusiasmo)

Reviso sus libros, la habitación
Me escurro en la azotea
Lo toco despacio mientras fumo
No dejo de observarlo

Su celda dónde está

El camino del Pájaro primero

Me entusiasma entrevistar al asesino
Volver a cogerlo
Estirar, lisar su cuerpo
Tornear, cubrir de piel

Y convencerle que no me mate

Para el calor es mejor no friccionarlo
Tiende a crisparse y hacer movimientos alocados
Cuando sus jugos, por el contrario, han de descender

Hay que colar la pulpa y dársela para que huela
Su propia carne

Transferirle el fuego
Que arda la cabeza
Y forme una corona de ramas
que de madrugada florarán

Que su peso no lo atragante
Que no equivoque tampoco
Y se esconda en lo ligero
cubículo alargado donde guarda su temblor
como un secreto a voces

No temas al signo de tus fauces
Tómalo como escalón

Serás elefante al dar tu peso al suelo
Dejarás al elefante un piso abajo

Si sigues el fuego de mis ojos
a la mañana serás primero ave y luego
cualquier animal

He soñado una terapia espectáculo
Un despliegue detallado de argumentos

Para salvarlo y vivir


Tribu

No se puede matar una loba
Ni impedir que un brujo se acerque a ella

Ella tiene el pelo largo y rubio
Él quiere ser enrulado por ella
Mujer del agua y la tierra, del bosque

No la deseo. Es mi hermana

En la noche disfruto ser mecida por ella
En la noche disfruto al brujo en mi cama

No quiero pelear con la loba
No quiero alejar a mi hermana

Me gusta más ella. El brujo vive del viento
Desea aferrarse a algún tronco. Ella es sólida
Es fuerte. Él se acurruca debajo del lomo

Cada viento que sopla, lo lleva
No hace eco
No tiene norte

No soy un soporte tan fuerte

Me gusta más ella. Tiene una forma determinada
Él ama ser bebido por las cosas
Que le dejen huellas
Por eso lo llamo y responde

Me gusta más ella. No tengo una forma tan clara

Lo llevará hasta sus raíces de árbol grueso
Lo tendrá asido a sus piernas, sujeto de un lazo
Es lo que hacen las lobas

Que no la tormenta o la noche
Por eso me atraen los brujos y curas y magos

Lamo la vejez de sus cortezas, los revuelvo, los endulzo
Y los entrego a mis hermanas


Horacio Cavallo: Narrador y poeta uruguayo nacido en Montevideo el 31 de diciembre de 1977.Ha publicado El revés asombrado de la ocarina, poesía, Ediciones de la Crítica, 2006, (Premio Anual de Literatura MEC, Ministerio de Educación y Cultura 2006); Oso de trapo, novela, Trilce, 2008, Premio Municipal de narrativa 2007; Sonetos a dos (en coautoría con Francisco Tomsich), poesía, Trilce, 2010,Premio Fondos Concursables para la Cultura 2009 (MEC); Fabril, novela, Trilce, 2010, Premio Fondos Concursables para la Cultura 2009 (MEC); Piano solo, relato, Trópico Sur, 2011; Clementina y Godofredo (con ilustraciones de Daniela Beracochea), infantil, Topito Ediciones, 2012, Premio Fondos Concursables para la Cultura 2012 (MEC); Cenizas, relatos, La Propia Cartonera, 2012; El jorobado de las alas enormes (con ilustraciones de Pantana), infantil, Trilce, 2012, Descendencia, poesía, Ediciones del Estómago Agujereado, 2012, El silencio de los pájaros, Alter ediciones, 2013, relatos, y Figurichos, junto al Ilustrador Sebastián Santana, Ediciones de la Banda Oriental, 2014, Premio Bartolomé Hidalgo en Libro Álbum. Integra varias antologías tanto en poesía como en narrativa. 





Aldo Mazzucchelli: Fragmentos

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Aldo Mazzucchelli






















De Retahíla (fragmento)

entre las hileras de ramas a la calle
la tropa de días que se arriaba callada
iba moviendo la tarde infinidad de aires
oído agudo, criatura negra
todavía se sacude la rama negra,
aire con piedras y eucalyptus
espinillar verdinegro
el tren de fierro se oía pasar
sierras altas con montes de eucalyptus
negros vacíos plomadas
crestas de piedra, arroyos blancos
caminos que se bifurcan en calma
a ninguna parte, ramas grises y tupidas de cedro
se agitan en el cielo de tormenta
con ritmo de escoba sagrada
camino al Marco de los Reyes
ramas muchas y oscuras, palabras
que no tendrán nunca el mismo valor
estructuras vacías que componen la vida

buscando leña antes que se haga noche
la sombra se le dobla y cae
mojando el pasto cabe el molle ceniciento

crujir de madera una tarde de invierno
o cuando por un camino
de madrugada papelea el murciélago todavía
sobre la tierra negra, y atrás del monte
empieza a encender la vela nublada
la alborada confusa
los bichos que parpadean
sobre el borde pedregoso de la sierra lejana
el cartel de madera azul pintada
los pinos barbilargos
el latido del sol en el agüita
por el desorden introducido en los ojos
no paisaje: lugar de huesos
sobre el maíz, sobre el plantío desgarbado
más acá de la sierra, sobre la sombra
hacia el cerro Catedral
negras bandadas articuladas vuelan

río marrón donde un dios deteriorado canta;
cañada en el pasto fino
silabeando en plata el hilo

construir una ruina discreta
ojo de piedra observando, girando
en un cono de arena al través de las edades
para alcanzar una relación, la palabra de alguien,
lejos la ladera verde y gris que reverbera manantiales
hay hierba en las hendiduras de las tumbas
un cantito humilde y persistente
se ve cómo conversan el agua y el hierro
a lo largo de carreteras y caminos el agua tosca
viernes santo lloviendo, llueven nubes paganas
de los griegos
el sol egipcio en la niebla igual labra geométrico
junto al cadáver del automóvil incendiado
bajo toldos varios y entre armas imprecisas
más o menos herrumbre de la patria
y el ganado perdiendo la mirada en cosas sin sentido
ondulamiento adrede de las crestas de los Caracoles
en el sinuoso territorio se estaba, sentimiento sin piel

campos de Carapé con cerros viejos y viejos habitantes separados;
carretas negras andando en la noche sobre piedras las ruedas, fogonazos

acampamientos ruinosos tomando el agua pura
de la cañada que baja de semanas anteriores
soñé con una cara triste que me miraba
ni el recuerdo oscurecido de los ceibos
ni el sonido de los huesos al golpear las piedras del camino
en la luna pizarra de Molles de Aiguá
del bajío a la sierra el papirotazo, el repentino escándalo
de la aurinegra bandada de tordos de bañado
hay un alambrado de siete hilos que atraviesa la memoria
lo que se quiere oculta con siete telas
el enjambre de los pensamientos
pasos que conducen a un barro un arroyo
muros marrones derrengados
un perro se acurruca en circulares pensamientos
bajo la luz de la luna indiscutible
que está en los cielos y en los charcos del pasto
hubo un campo
y un maizal que al atardecer se me inclinaron

los recuerdos y el olvido zorzales y comadrejas habitantes
de tal tarde
y tal mirada serena

las perdices plateadas que recuerdan
ojos acuosos desordenados del ganado en los campos de perlas de rocío
en las hojas que piensan del laurel y el desordenado verde del romero
las cosas que terminan y comienzan
la barbarie de un hombre que apedreaba unos perros
los trenes como discurso de picapedrero muerto
bandadas azules o negras en el cielo azul o negro
cuando el tordo y cuando el cuervo
dibujando escuálidos jeroglíficos
en lengua lejana los trazos amargos, el campo ciego, el pasto
las diferencias de cuna y nacimientolos baldíos desconformes
el sonido de cristales en el balde
las voces en la siesta bajo bolsas de arena húmeda
las ideas hiladas dulcemente por los echados perros solitarios
tornasoles perdices que recuerdan
todo en un triste camino latitudinal

fotografía de hermosas sepulturas, sonidos son lo cierto aun en la duda,
se escuchan cazadores a lo lejos

y amontonando vísperas
el recuerdo de Carapé como una catedral
insólitamente abandonada
sin poder moverse tendida en el campo animal marino
tendiendo las palabras, único sobreviviente de esta memoria
desde el seco líquen
al sur de los caminos
donde canta y se pierde la fecha de mis años
monte, luz, follaje de los ecos
hoy ovejas prehistóricas pregonan
el campo medieval de Mataojo
el campo medieval de Carapé
con la gente callada con las botas de potro
en el horno de cal el polvo sueña
pasa el hombre de céspedes eternos
en el sentido de los muertos cavan para maíz y se entierran
duerme la tierra blanca y las porteras cuidan
resecas cerradas perdidas
duro campo tendido en su edad media
duerme también el cielo echado en pasto

se separan por alambres el camino y las ovejas muertas
en la lúgubre baraja en los tientos ociosos
el peón cabalga entrevero de cerros paz y viento [...]


***

De El Entresijo

4
Dónde habrá quedado el corrimiento aquel. Lo trabajamos
con el Lito y la Sandra por frente y perfil, para que no fallase
en el encastre. Por General Flores a la izquierda, yendo, la
puerta más ancha te acomoda de perfil, pero tres de alto,
hechas para comunicar lo espiritual. No se trata de entrar
ni salir sino de girar la cabeza. Ajenjos de carpintería, olores
celestiales que te hacen un agujero en cada pulmón, donde
se rellena a viruta. Ahí al fondo del corredor está el depósito
de trenes lleno hasta el tope, vías que no terminan pero
se curvan y no viste más, cinc de las dos maneras, vertical
como de decisión tomada y horizontal como de Orlando
del raterío, pa resbalar largo con la lluvia y caer como un
copo en los yuyos eviternos, ordenados continuamente por
un loco. En estos paisajes traseros cabe alguna diagonal,
pensada por un político coloreado para parecerse al mundo.
Hay algo tangueramente derrapante en ese fracaso que nos
azuza y nos desespera.



5
Entonces, ¿sirve el gaucho? ¿besa? ¿amorrala? ¿se sucede a sí
mismo como una exhalación? ¿es de buen andar? ¿trabaja
con la hembra? ¿usté lo conoce de mentas? ¿ha visto? Le doy
esta serie de preguntas, pero tengo otras tantas y cien series
más para darle. Igual no entendería quien no hubiese esta-
do. Clavado en la neblina de una mañana más o menos por
Illescas, o Mansavillagra. Mitad de camino. Todo el piso es
una telaraña sola, tan blanca que lo verde del pasto parece
nieve escocesa. Del piso helado sale humo. Hay una eviden-
te cercanía entre whisky y criollo, que el tango no compró,
ocupado como estaba en llevarse todo puesto, rodillas, ca-
suchas, amor, gente, odio y compartimentos. Solo respetó el
respeto el tango —y de ahí que no se lo pueda derrumbar.
El tango le hace un ocho a todo menos a lo que respeta. Ah,
pero ese no derriba. Y ahí los tiene. ¿Y el gaucho, entonces?
El criollo, ¿dice?


Aldo Mazzucchelli (Montevideo, Uruguay, 1961) Poeta, escritor, ensayista y músico. PhD en Letras por la Universidad de Stanford. Ha publicado poesía y ensayo. Premio Bartolomé Hidalgo 2010 a mejor ensayo histórico por La mejor de las fieras humanas. Vida de Julio Herrera y Reissig (Montevideo, Taurus, 2010; 2d ed. Punto de Lectura, 2011). Sobre este mismo autor es además responsable de otros dos trabajos: Julio Herrera y Reissig. Tratado de la Imbecilidad del país por el sistema de Herbert Spencer (Montevideo, Taurus, 2006) y Julio Herrera y Reissig. Prosa fundamental. Prosa desconocida. Correspondencia (Biblioteca Artigas, Colección de Clásicos Uruguayos, 2012).
Su poesía ha recibido numerosos premios y distinciones, es incluida habitualmente en antologías de poesía uruguaya contemporánea y ha sido traducida al inglés, sueco y portugués, publicada en Brasil, Estados Unidos, Suecia y México. Ha sido profesor en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Brown (2007-2014). Actualmente es Profesor Titular, Grado 5, en la Facultad de Humanidades, UdelaR, e Investigador Asociado de la Universidad ORT Uruguay. Editó Insomnia, suplemento cultural de la revista Posdata. Es uno de los cuatro integrantes (junto a Amir Hamed, Gustavo Espinosa y Carlos Rehermann) del espacio Interruptor.
Libros de poesía publicados por el autor: Automovilistas antiguos. Publicación parcial en Premio 12 de Octubre. Concurso 1982. Arca ed., Montevideo, 1982. Fotografías, paisajes. Publicación parcial en Antología ’83. Imago, Montevideo, 1983. El río desconocido. Casa de Cultura, Montevideo, 1988. Después de 1984. Arca ed., Montevideo, 1989. Ánima. TAE ed., Montevideo, 1990. Las ideas fijas. Ediciones de la Pluma, Montevideo, 1993. Wysiwyg. Artefato ed., Montevideo, 2004. Retahíla. Poesía 1982-2015. Estuario, Montevideo, 2015.

Carlos Germán Belli: 6 Poemas*

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Carlos Germán Belli





































POEMA

Nuestro amor no está en nuestros respectivos
y castos genitales, nuestro amor
tampoco en nuestra boca, ni en las manos:
todo nuestro amor guárdase con palpito
bajo la sangre pura de los ojos.
Mi amor, tu amor esperan que la muerte
se robe los huesos, el diente y la uña,
esperan que en el valle solamente
tus ojos y mis ojos queden juntos,
mirándose ya fuera de sus órbitas,
más bien como dos astros, como uno.



SEGRAGACION NO. 1
(a modo de un pintor primitivo culto)

Yo, mamá, mis dos hermanos
y muchos peruanitos
abrimos un hueco hondo, hondo
donde nos guarecemos,
porque arriba todo tiene dueño,
todo está cerrado con llave,
sellado firmemente,
porque arriba todo tiene reserva:
la sombra del árbol, las flores,
los frutos, el techo, las ruedas,
el agua, los lápices,
y optamos por hundirnos
en el fondo de la tierra,
más abajo que nunca,
lejos, muy lejos de los jefes,
hoy domingo,
lejos, muy lejos de los dueños, entre las patas de los
animalitos, porque arriba
hay algunos que manejan todo,
que escriben, que cantan, que bailan,
que hablan hermosamente,
y nosotros, rojos de vergüenza,
tan sólo deseamos desparecer
en pedacititos.



ALGUN DIA EL AMOR

Algún día el amor yo al fin alcanzaré,
tal como es entre mis mayores muertos:
no dentro de los ojos, sino fuera,
invisible, mas perenne,
si de fuego no, de aire.



PAPÁ, MAMÁ

Papá, mamá,
para que yo, Pocho y Mario
sigamos todo el tiempo en el linaje humano,
cuánto luchasteis vosotros
a pesar de los bajos salarios del Perú,
y tras de tanto tan sólo me digo:
«venid, muerte, para que yo abandone
este linaje humano,
y nunca vuelva a él,
y de entre otros linajes escoja al fin
una faz de risco,
una faz de olmo,
una faz de búho».



¡OH HADA CIBERNETICA! . . .

¡Oh Hada Cibernética!, ya líbranos
con tu eléctrico seso y casto antídoto,
de los oficios hórridos humanos,
que son como tizones infernales
encendidos de tiempo inmemorial
por el crudo secuaz de las hogueras;
amortigua, ¡oh señora!, la presteza
con que el cierzo sañudo y tan frío
bate las nuevas aras, en el humo enhiestas,
de nuestro cuerpo ayer, cenizas hoy,
que ni siquiera pizca gozó alguna,
de los amos no ingas privativo
el ocio del amor y la sapiencia.


OH HADA CIBERNÉTICA

Oh Hada Cibernética
cuándo harás que los huesos de mis manos
se muevan alegremente
para escribir al fin lo que yo desee
a la hora que me venga en gana
y los encajes de mis órganos secretos
tengan facciones sosegadas
en las últimas horas de día
mientras la sangre circule como un bálsamo a lo largo de mis cuerpo.


AMANUENSE

Ya descuajeringándome, ya hipando
hasta las cachas de cansado ya,
inmensos montes todo el día alzando
de acá para acullá de bofes voy,
fuera cien mil palmos con mi lengua,
cayéndome a pedazos tal mis padres,
aunque en verdad yo por mi seso raso,
y aun por lonjas y levas y mandones,
que a la zaga me van dejando estable
ya a más hasta el gollete no poder,
al pie de mis hijuelas avergonzado,
cual un pobre amanuense del Perú.



CARLOS GERMÁN BELLI (Lima, 1927). Premio Nacional de Poesía  en 1962, Premio de Fomento a la Cultura (otorgado por la Sociedad Nacional de Industrias) en 1986, Premio Iberamericano de Poesía Pablo Neruda 2006 entre otras muchas distinciones, su obra publicada comienza en 1958 con el título Poemas; al que le sigue Dentro & fuera (1960); Oh Hada Cibernética (1961); Por el monte abajo (1966); Sextinas y otros poemas (1970); En alabanza al bolo alimenticio (1979) entre muchos otros títulos que serán entregas nuevas y antologías de su obra ya publicada. Fue candidato al premio Nobel el año 2007.

*Selección y nota de Martín Zúñiga Chávez.

Roberto Mascaró: Poemas

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Roberto Mascaró

















Muchacha de Málaga                                             

No es otra esta sino la chica prístina
que tendida en las leves arenas de Málaga
ocupa casi entera la península.

Allí está, como bello juguete mecánico
junto a las restallantes aguas del piélago
posando como un ícono.

Sus ojos: dos indianos ídolos
que nada tienen de mirar hierático.

Sus sentimientos son a veces nítidos;
casi nunca traslúcidos.
Por eso dejan esperanza sólida
cada vez que la veo y el monólogo
merecerla debiese para un día ser diálogo
y deseo magnífico.

Siempre he admirado a esta muchacha sólida
de manos grandes y rubóricas
que un día quisiera que llegasen beatíficas
para brindarse impávidas
como dos pavorreales que se abriesen benéficos
y se cerrasen como células ópticas
despertando al estímulo.

Con ella se apaga el sol de Málaga
y las estrellas se vuelven puntos cómicos
y me llega de pronto un terror cósmico
que me obliga a dormir.

Esto todo es, de acuerdo, esdrújulo
elemento, de a ratos feliz y a veces básico
ciclo que ha de cursar infante pálido
pero duro y salvaje como indígena
que poblar pudiese esta república
que la chica de Málaga
a formar va con mítica
indumentaria, con su alma que lúcida
es sin duda, porque fulge sin mácula
en la clara penumbra de mi cuarto poético.


Soliloquio  sado-masoca  de nosotros

.
En la soledad hablo solo, o conmigo mismo, en silencio o voz alta,
y no sé si otros hablan consigo mismo o solos
porque nunca lo cuentan, como yo no lo digo.

A menudo me aburro de mis propias manías,
me peleo conmigo mismo, me ataco y me defiendo
y me condeno y me hundo en el olvido
de mí mismo, me abandono, abro mi corazón
a mi propio corazón, lo cierro,
me muestro cara a cara, me comprendo,
me enfrento con mi propia sombra,
me pongo los tacones altos frente al tocador,
apoyo mis acciones, severo me condeno,
me malentiendo acaso,
me engaño y me oculto hasta ya no encontrarme,
me miento en las propias narices de mí mismo,
me resigno a ser mi  yo falso frente a mi falso yo,
me exalto y glorifico,
me arrepiento de todo y de nada,
me chongueo a una morocha junto a la rambla Sur,
elaboro mi complicada emblemática,
mi toponimia,
mi pacotilla,
mi mineral ordeno sobre mesas rituales,
me encomiendo a los más altos mandos imaginables,
y termino precipitado en la angustia y la alegría
de la vida, el amor y la muerte.

Y yo conmigo, yo y yo, en la soledad
(como en la soledad de otros)
somos dos, mano a mano,
rostro frente a rostro,
como en el Gran Masturbador de Salvador Dalí
(que no es obra freudiana mas monumento místico).

Somos dos, la pareja
(que sombra ya te has vuelto, pareja,
monstruo prehistórico
tal vez nacido en húmedas cavernas)
inseparable.

Discutimos punto por punto cada tema,
desde distintos ángulos, profundizamos
y confrontamos toda verdad con lo real, es decir,
sometiendo toda prueba ante el juez implacable
que es cada Otro y también el Los Otros y también el Nosotros.


Historia de Pat Garret y Billy the Kid según Marcial Lafuente Estefanía

Pat Garret y Billy the Kid eran dos malandrines del lejano Este uruguayo,
más exactamente, de Valizas.
Juntos robaron bancos, violaron y mataron a gusto
-aunque Billy no necesitaba el dinero, ya veremos por qué
por toda la comarca.

Muchos años después
Garret llegó a un  pueblo de mala muerte y se enfrentó a Billy.
Matearon.
                 Pat dijo: “Billy, hemos sido compinches.
Ahora ya no lo somos. Para la ley trabajo.
Si antes era malandro y parte de tu banda,
ahora soy madero y creo que si te agarro
a culo descubierto, ¡yo te tumbo, chaval!
Hay una recompesa seria por tu cabeza.
Acéptalo: los tiempos han cambiado”.

Billy tenía éxito con las rubias
cuando hacía relucir las hileras perfectas
de sus dientes blanquísimos como perlas
o mostraba la hilera perfecta de sus dientes blanquísimos.
Por esto, hasta los rochenses decían que era bello.

Billy dió vuelta el mate, chupó con ruido el último,
se paró, sonrió y le dijo a Pat:
“Los tiempos podrán haber cambiado
pero yo no he cambiado. Pat, vamos,
¡recuerda viejos tiempos, chico!,
una morena bajo cada brazo,
como aquella primavera en Progreso, ¿eh?”.


Al final de esta historia Pat liquida a Billy
y el status quo  vence, y el mundo
se equilibra otra vez, y otros Billy
the Kid y Pat Garret forman bandas
de crueles forajidos que deambulan
por el Lejano Este uruguasho y otros sitios del planeta.


Casualmente, en la sala del dentista leo las declaraciones
que al fin Marlon concedió

He aquí la entrevista que se negó a conceder.

Rotundamente se negó. Su argumento:
“No veo el punto de interés. Todos, como yo, son actores”.

Dedicado a la vida meditativa, observa en calma las hormigas
que suben por el fregadero de su casa en Tahiti.

“Actuamos cuando, por ejemplo, alguien nos interesa
y volteamos la vista para aparentar lo contrario”.

Ya ue cualquiera, como su perro
actúa en consecuencia cuando quiere comer;
ya que todos, de una manera u otra fingimos;
ya que todos somos estrellas de algún firmamento
que se curva únicamente sobre nosotros,
sobre cada uno y sobre todos nosotros;
ya que el mundo es un escenario y un set de filmación,
no, más bien cada segundo de la historia es una escenografía,
cada lugar del universo es un estudio de cine,
ya que un espot nos cubre en cada acción que emprendemos,
cada vez que elevamos la taza de café,
cada vez que prometemos amor a nuestro amor,
cada vez que juramos un odio irreconciliable
a nuestros enemigos, cada vez,
ya que cada uno, cada vez,
en cada instante, a cada sílaba, en todo momento,
ya que cada uno de los elementos del universo
(sin olvidar los planetas los asteroide los agujeros negros
las enanas blancas las células los átomos)
es un actor en acto actuando,
¿para qué una entrevista?

Él medita. Sabe que los millones
de dólares que se negó a ganar
podrían haberse invertido en su más grande sueño:
una película sobre la masacre que los blancos de América
cometieron contra los indígenas de América.

En la entrevista (que él se negaba a conceder)
él mismo, gordo, calvo, blanco, se reclina en su silla de jardín.
Mueve la boca, que es el instrumento de un actor muy famoso.
Sus ojos giran en este aire de verano, miran hacia adentro.

¿Decepcionado de los productores?
Jamás le interesó el cinematógrafo.
En una escena de El Padrino, reconoce, incluso,
que se equivocó en todo. La crítica encuentra en esa parte
el mejor momento de su carrera.
Dice: “La vaca que tajan de un machetazo
en una escena de Apocalypse now valía más que toda
la historia del cine americano. “Yo soy, en realidad, esa vaca”.
Nadie lo ha entendido. “Como nadie entendió
que fue mío el deseo de que María Schneider
metiera en mí sus dedos untados en mantequilla.
¿Entiende usted que todo fue un gran malentendido?”

Sopla una leve brisa de atardecer.

Las sombras no han caído, pero ya van a caer.

La entrevista que nunca concedió,
que jamás concederá, que ningún hábil periodista conseguirá jamás,
está por concluir.

Y agrega, sarcástico:
“En realidad mi sueño más preciado, la película
de la que le hablé, sobre la masacre, ésa
ya se filmó (estoy en paz): si no me cree,
léalo en las crónicas, allí están registrados absolutamente
todos los nombres de los actores”.

“Claro, también quisiera ser el inventor de una milagrosa terapia”.

“No es nada fácil”.

“Pero ¿a quién conforma lo fácil? Mire,
mis matrimonios fueron felices mientras eran difíciles,
una sarta de puteríos agresiones alegrías maldiciones y milagros.
Cuando se volvieron panza entraron en declinación y el odio
-como el vapor se hace agua-
sustituyó al amor”.

“Otra solución posible es, claro, olvidarse del amor,
de la fraternidad universal y de todas las pamplinas
que todas las religiones (malentendidas) enseñan”.

“Claro que hacerse budista como G, quizá sea el gran salto.
O cristiano, como E.C. y T.S.E.
Católico ferviente como José. Allí habría un camino.
Pero ¿quién sabe? ¿Bajar de peso? Andar todo el día en movimiento,
comer pescado y legumbres hasta hartarse”.

“Es mejor que se olvide de todo esto.
Sobre todo lo último, no lo publique nunca.
Es claro, digo nunca, ¿y qué sentido tiene?
Porque yo ya lo he dicho:
no soy actor, no soy artista, no soy futbolista ni boxeador,
no soy cantante de moda, no soy escultor ni diplomático,
no soy político ni soy etc.
Tampoco digo nunca, tampoco diré nunca. Bien”.

“Vea usted, por un lado,
yo sé que la locura es un estado congénito del hombre
Recuerde las palabras del sacerdote: Dios nos ama con locura,
lo que significa ni más ni menos: los hombres han perdido a Dios
que es lo mismo que creerse, de manera soberbia, ser capaces
de estar locos como Él. Ahora bien,
poe otro lado, Dios no es par mí ni más ni menos
que la más primigenia y la más refinada de las invenciones”.

“Yo he sido, en suma, el más grande de los actores de sí mismo,
no mientras actuaba, sino mientrs me veía en la sala de proyección
luego de las primeras tomas hechas dentro de mi templo
en aquella selva maldita: la masa gorda de mi cuerpo oculto
en la penumbra, las gotas de agua rodando por mi calva,
la mirada perdida y el gesto casi humano de mis labios fruncidos
y fláccidos que pronunciaban unas pocas palabras: todo eso no era yo,
era algo extraño a mí, era un dios lejano enfrentado a los más ínfimos temblores
del Apocalipsis de la selva implacable”.

Unas nubes metálicas, estivales, amenazan
o no amenazan lluvia.

La tarde de verano hormiguea en la clorofila
y los abejorros nos despiertan del ensueño.

“Hay, no obstante mi palabrería y mis atajos,
un par de cosas que me gustaría hacer:
una, estar abandonado en la selva,
ver la luz transgrediendo las láminas del agua,
tocar con los dedos de mis pies las arañas,
rozar las lianas con mis párpados, olerlas,
oír el mar de insectos que vibra en las noches absolutas,
perderme para siempre en ese espacio sin fin”.

“Otro deseo mío que siempre acaricié
aunque nunca con la suficiente fruición
es caminar desnuudo por la Puna de Atacama
(eso está en la América del Sur, como usted ya sabrá),
leer en la piedra y la arena y el metal
el indescifrable mensaje allí impreso”.

“Hay un tercer deseo que creo, está más cerca:
escribir un poema metafísico
en base a materiales que son fragmentos de memoria
de prodigios de trazos en el agua gestos olvidados cópulas
cortas caminatas de sueños incompletos de una
arquitectura desalmada que habité de unas hormigas que suben
lenta pero decididamente por el fregadero de mi casa.


Apocalipsis en Malmö

Soñé con una lluvia
implacable y tenaz:
dolía sobre el rostro,
cortaba el pasto al ras.

Y soñé con un viento
ardiente como sal,
que barría la vida
y la hundía en el mar.

Después soñé con tierra,
polvareda voraz
que azoraba los cuerpos
con látigo total.

Al final vino el fuego
con su lenga letal;
dejó solo el planeta
rotando en el azar.


X FILE

(bolero)

parquearemos el cuerpo
en sideral espacio
y Mulder & Scully
nos buscarán perplejos
y su amor será siempre
incorpóreo aunque no
digital ni electrónico

nacer no es digital
amar no es digital

parquearemos los cuerpos
en órbitas vecinas
y ya no morirá
nuestro querido amor
todo nuestro futuro
nuestros hijos comunes
y nuestros bellos viajes

morir no es digital
pero escribir todo esto
leer no es digital?

tu cuerpo junto al mío
y tu mano en mi mano
en el silencio cósmico
por los anchos espacios
seremos como dioses
en el puro silencio
en el silencio puro
de tan sólo existir


Después

Después de todas las palabras
que llegan en ondas arenosas,
en fricción de olas ásperas
trituradas por el mar de febrero;
después de todas las gritadas
en los callejones o senderos
o avenidas manchadas de consignas
o malecones rengos;
de las garabateadas y fumadas
en papel arrugado de envoltorio;
después, después, después
llegarán más, escritas, electrónicas
memorizadas
en el disco duro del corazón: después
de todo el bullshit, todo el resto
de naufragio, después
de la resaca de los días, después
del viento, el aguacero, después
de la pasión reseca;

después llega la vida,
corrección:
el arcoiris de la lagartija,
el alcatraz con su rasante vuelo,
la rueda de dorado,
la sandía madura,
el corazón alegre,
el sol reinando al centro,
las muchachas salvajes,
un niño en su misterio,
la esperanza,
el mundo que quisimos:
lo posible.



(Choroní, Venezuela, 2007)



Roberto Mascaró es poeta y traductor, nacido en 1948 en Peñarol, Montevideo, Uruguay. 

Llega a Suecia –donde reside desde  1978- como refugiado político de la dictadura militar que asoló a su país (1973-1984) con desapariciones, torturas y otros crímenes de lesa humanidad, cuyos responsables están, hasta el día de hoy sin juicio, protegidos por la llamada “ley de impunidad”.

En Suecia, en 1980, junto a un grupo de intelectuales en el exilio funda y dirige la editorial Siesta y la revista Saltomortal. Durante los años 80 y 90 realiza distintas performances y videos en torno al texto poético. Realizó estudios en las áreas de Literaturas Nórdicas, Ciencias de la Literatura y Estética.

Recibe el Premio de la Ciudad de Estocolmo en 1986 (por sus poemas en versión sueca reunidos en el volumen Fält). En 2002 recibe el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Medellín (por el libro Campo de fuego) y es invitado al Festival  de Medellín ese mismo año.

Ha participado en distintos eventos y festivales en Suecia, Noruega, Canadá, Chile, Argentina, Venezuela, Colombia y Uruguay. Colaborador de la revista Posdata (Uruguay), las revistas suecas BLM, Pequod, del diario  Sydsvenska Dagbladet  y de Radio Suecia. Ha desarrollado taller literario y de traducción en Suecia, Chile, Guatemala, Honduras y El Salvador.

Actualmente se dedica a la escritura de poesía, a la traducción de literatura en lenguas nórdicas y dirige el programa radial Taller de Letras en la ciudad de Malmö, Suecia.

Autor de los libros estacionario(1983); Chatarra/ Campos (1984); Asombros de la Nieve (1984); Fält (Campos) (poemas en versión sueca de Hans Bergqvist, Fripress, Estocolmo, 1986); Mar, escobas(1987),  Cruz del Sur (1987); Gueto(1991); Campo Abierto-Öppet fält(1998); Campo de Fuego (2000); Montevideo cruel – tangos (2003), Un río de pájaros (Colombia, 2004); Asombros de la nieve, antología(Caracas, 2005), Viendo caer la lluvia de una ventana azul (Tegucigalpa, 2012), Nómade Apátrida (Catapulta, Bogotá, 2012). Ha publicado más de treinta volúmenes de traducciones, entre ellas obras de  Tomas Tranströmer, August Strindberg,  Öyvind Fahlström, Ulf Eriksson, Tomas Ekström, Jan Erik Vold, Edith Södergran, Henry Parland. Su poesía ha sido traducida al sueco.

Traductor del Premio Nobel de Literatura 2011,  el suecoTomas Transtromer (tres tomos editados en España, Nórdica Libros, Madrid, 2012)

 












"Vos no sabes que es el amor" (Raymond Carver)

Un verso griego para Ofelia (Giovanni Quessep, Colombia)

"El genio de la multitud", poema de Charles Bukowski.

Tom Waits Leyendo Bukowski - Laughing Heart (El corazón que rie)

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